DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
6 DE DICIEMBRE DE 1978
Contra viento y marea
MEJORES GARANTÍAS AL LIBRE PENSAMIENTO
Javier Simancas C.(Juan de la Luna S.)*
Para cuando quede aclarado el acto terrorista que lo tiene entre la vida y la muerte al candidato presidencial por el Frente Radical Alfarista, Abdón Calderón Muñoz, los ecuatorianos, a lo mejor, podríamos, respirar tranquilos porque las autoridades correspondientes dispondrán las medidas de control y seguridad más enérgicas para garantizar la vida humana de todos, hoy amenazada por los brotes de violencia.
Pero si no se toman las medidas anunciadas la República podría entrar en una etapa de destrucción y de terror que, indudablemente, estaría encaminada a su ruina y sobre todo a interrumpir el proceso eleccionario.
El haber escogido a un líder político, con la intención de silenciar su voz que siempre ha sido de denuncia contra la corrupción pública, contra los hambreadores del pueblo, contra los Generales gobernantes, revela una planificada campaña de terror, en momentos en que más se necesita paz y tranquilidad para arribar con éxito hacia el restablecimiento de la vida democrática y constitucional.
El acto de agresión contra Calderón es una seria advertencia para el futuro, puesto que nadie estará garantizado o libre de cualquier atentado, más que todo aquellos políticos, periodistas, escritores, poetas que han levantado la bandera de lucha en defensa de los intereses nacionales y de los ecuatorianos.
El Ecuador desde hace muchos años se ha convertido en tierra fértil para la impunidad y la corrupción. No existen leyes ni reglamentos que impidan el ingreso a nuestro territorio de elementos perniciosos, de mercenarios y sicarios que ofrecen sus servicios a quienes creen que la fuerza bruta es el camino para acallar los ideales que defendienden, de alguna manera, los intereses de la patria, como proclamaba el honesto y valiente economista Calderón Muñoz.
En Ecuador no existe un registro actualizado para identificar a los ciudadanos que adquieren armas y se dan casos que, por lujo o porque tienen que saldar cuentas pendientes, adquieren éstas a cualquier precio, incluso aquellas que solo pueden portar los agentes de las fuerzas del orden. El tráfico ilegal de es común y corriente y no hay quien ponga fin a estas irregularidades. La venta de explosivos se hace públicamente de ahí que los terroristas utilicen estos elementos con mayor proporción, como ha sucedido últimamente en la ciudad de Guayaquil que vivió una ola de atentados que hasta el momento no tienen identificación precisa de quienes fueron sus autores.
La solución no es sólo sancionar a los autores sino saber que los ecuatorianos estaremos garantizados mediante un severo control de la seguridad pública, tarea que le corresponde al Gobierno y que debe efectivizarse en el menor tiempo; también es obligación de los partidos políticos oponerse a cualquier intención fascista que quiera introducirse en este país.
Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.