DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
21 DE NOVIEMBRE DE 1979
Espejo del Ecuador
SALDO NEGATIVO
Javier Simancas C.
Ningún saldo positivo para el pueblo ecuatoriano deja el primer periodo de sesiones extraordinarias del Congreso Nacional, sin embargo que los temas, motivo de la convocatoria, invitaban a pensar que, esta vez, los asuntos del país iban a ser encarados con seriedad y responsabilidad.
Muy por el contrario, los legisladores se dedicaron a protagonizar escenas dramáticas y conmovedoras cada vez que hablaban a nombre del pueblo y cada vez que conocían de las objeciones hechas por el Ejecutivo a leyes aprobadas en los meses de agosto, septiembre y octubre. Y no solo eso, sino que se dedicaron a agitar más el fuego de la discordia a tal punto que el país estuvo al borde de una verdadera crisis política, en la que se habló incluso de acercamientos a las puertas de los cuarteles de algunos políticos y legisladores.
De los nueve proyectos de ley enviados por el Ejecutivo para financiar el presupuesto general del Estado para 1980, ninguno tuvo aceptación; aquellos que fueron discutidos sufrieron sustanciales reformas y los que eran de creación de impuestos se distribuyeron como en feria de retazos, proporcionalmente, para las provincias.
Una de las tareas fundamentales era analizar la proforma presupuestaria. No se llegó a ello, como tampoco se logró que el Consejo Nacional de Desarrollo cuente con el instrumento legal correspondiente para iniciar su tarea de planificación.
Con argumentos muy simples el Ejecutivo objetó los proyectos propuestos por los legisladores y en un mano a mano, sin precedentes en la historia legislativa ecuatoriana, el Congreso se desquitó cerrando el paso a los enviados por la Presidencia de la República..
Todos los ecuatorianos esperábamos moderación entre los bandos políticos con representación legislativa porque el país no pertenece a una sola fuerza política, ni el Congreso es patrimonio de una coalición o grupo, sino representa la esencia pluralista de las distintas corrientes ideológicas que existen en el Ecuador.
Enfrentarse al Gobierno que no ha podido arrancar todavía parece que fue la consigna; de ahí que tras este periodo extraordinario los congresistas volverán a las sesiones ordinarias sus curules para seguir boicoteando.
Los discursos de algunos legisladores que hablan a nombre del pueblo, pero que no sienten ni sufren las secuelas de la desocupación, del hambre, de la injusticia, ya no calan, porque el pueblo que confió en ellos, está cansado de las frases retóricas y espera hechos concretos y reales.
Ojalá que los legisladores honestos, que sí los hay, no sigan cayendo en la trampa que se les vuelve a tender y eviten los problemas que pueden derivarse de los obstáculos que la democracia viene sufriendo por la intemperancia de unos pocos que no quieren aceptar el restablecimiento de la nueva etapa constitucional que vive la República.