Por Fernando Borja Gallegos
19 de febrero de 2019
El sacerdote Ernesto Cardenal, que el 4 de marzo de 1983, fue ofendido públicamente por el Papa Juan Pablo II, en el Aeropuerto de Managua, por formar parte del gobierno de Daniel Ortega, fue rehabilitado y se le informó que se levantó la prohibición de administrar Sacramentos.
Se debe destacar, que el sacerdote Ernesto Cardenal hace mucho tiempo se desvinculó del Sandinismo y acusó a sus líderes de “haberse enriquecido al margen de la ley y de haber traicionado los ideales que inspiraron a la Revolución a la que había apoyado”.
Nicaragua, hoy es humillada por la dictadura de Ortega. El sacerdote y poeta Ernesto Cardenal que rectificó a tiempo su conducta, a sus 94 años, enfermo en un hospital, recibió con alegría el perdón de Jorge Mario Bergoglio.
Considerando lo que ocurre en Venezuela, Daniel Ortega, anunció “su apertura a encontrar soluciones creativas para superar la crisis que vive Nicaragua desde abril del año pasado”.
El Obispo Auxiliar de Managua, Silvio Baéz, señaló que la solución es “el dialogo, la justicia y la democratización, sin presos políticos, sin represión”.
El Cardenal Leopoldo Brenes y el Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw Sommretag, fueron invitados a la reunión mentada.
El Papa Francisco, expulsó del sacerdocio al Cardenal Mccarrick, en virtud de haber sido acusado de abuso de menores en Estados Unidos de Norteamérica. Sobre estos hechos el ex Nuncio y Arzobispo en Washington, Carlos María Viganó, recriminó al Pontífice “por haber encubierto los abusos del ex Cardenal”.
Por los escándalos que son de dominio público, la Santa Sede convocó a 190 líderes religiosos, dentro de los cuales constan Presidentes de las Conferencias Episcopales a una reunión histórica, que tendrá lugar del 22 al 25 de febrero, en la que se abordará la crisis de la Iglesia y su futuro , tomando en cuenta que en las últimas décadas Cardenales, Obispos y simples prelados, fueron acusados de abusar de niños, niñas, jóvenes, monjas y seglares, sin que los delincuentes hayan recibido el pertinente castigo, salvo poquísimas excepciones.
La reunión de tres días, se iniciará con el testimonio de algunos de los afectados y concluirá con un discurso del Papa.
La mayoría de la gente abriga la esperanza de que los culpables de los delitos denunciados, sean autores, cómplices o encubridores, sean puestos a disposición de la justicia ordinaria, es decir, que los fiscales actúen y los jueces comunes resuelvan lo pertinente. Caso contrario, la referida reunión constituiría un espectáculo de mal gusto que terminaría por desprestigiar a la Iglesia Católica.
Indispensable destacar, que en las últimas horas congregaciones masculinas y femeninas, admitieron haber encubierto abusos y reconocieron su responsabilidad.
Importante rememorar que el Cardenal Philippe Barbarin, es investigado por presunto encubrimiento por casos de pederastia en Francia. Así también, los Cardenales George Pell, de Australia y Javier Errázuriz, líder de la Iglesia Católica de Chile, son acusados de encubrir abusos sexuales.
En medio de este laberinto, el Papa afirmó “que hay curas que abusan de las religiosas sexual y laboralmente”.
Formulo votos porque el Papa Francisco, interpretando fielmente el sentir de la mayoría de los pueblos, actúe con grande energía y expulse a todos cuantos minaron el prestigio de la Iglesia y, además, ponga a los delincuentes en manos de la justicia ordinaria, única forma de restablecer la credibilidad en la Iglesia Católica.