Dr. René de la Torre Alcívar *
El 4 de marzo del presente año, la Asamblea Nacional aprobó el informe que resuelve enjuiciar políticamente al Presidente de la República, Guillermo Lasso Mendoza, en el grado de comisión por omisión, pues conductas analizadas se adecuan al cometimiento de los delitos establecidos en el art. 129 N.2 de la Constitución.
El art. 129 N.2 de la Constitución señala que esos delitos son, el de concusión, cohecho, peculado o enriquecimiento ilícito.
La Asambleísta Veloz defendió el informe por más de media hora, y repitió que al Presidente de la República se lo enjuiciaba por delitos políticos (el resaltado es de quien escribe).
El Asambleísta Villavicencio exhibió la carátula del el libro “El Gran Hermano” y fue varias veces interrumpido. Otro Asambleísta reclamó porque en el informe no se analizó el caso de la mafia albanesa y otras mafias. Otros legisladores se ausentaron, y con su silencio parecían que afirmaban “los que tienen las manos limpias que tiren la piedra”.
Y digo que el informe está lleno de incurias porque en la parte resolutiva debió constar que, el enjuiciamiento del Presidente de la República, obligatoriamente debe tener el informe favorable de la Corte Constitucional, y en el informe se establece que los delitos por lo que se lo enjuicia al Presidente son el de concusión, cohecho, peculado o enriquecimiento ilícito. Y por ello debe constar, en el informe, quienes cometieron por lo menos uno de esos delitos, precisando la fecha y circunstancia, y que el Presidente de la República solapó, tapó, esos delitos.
Además los comisionados que redactaron el informe actuaron sin imparcialidad. Algunos de los que firmaron el informe ya habían manifestado que al Presidente Guillermo Lasso había que enjuiciarlo y destituirlo. Cuando se actúa con revanchismo, la mente se ciega.
El informe que se aprobó debe ser analizado por la academia. Los Decanos de la Facultad de Derecho de las Universidades del país deberían analizarlo y dar su pronunciamiento. No se puede jugar con las instituciones democráticas. Hay que actuar siempre respetando la verdad por el Bien Común de la República.
* Expresidente del Tribunal de Garantías Constitucionales
Por Hernán Patricio Orcés Salvador
Qué difícil nos resulta en los momentos actuales disfrutar de la vida con la multitud de hechos y circunstancias que estremecen y angustian realmente, pues si leemos o vemos las noticias mundiales y de nuestro país en particular, sólo son para conmovernos y asustarnos. No hay noticias que realmente alegren nuestro corazón y nos motiven a vivir con optimismo y alegría. Nos encerramos la mayor de las veces a reflexionar sobre: ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Por qué tantos acontecimientos totalmente negativos? ¿Por qué hemos llegado a estos extremos de convulsión social?
Las respuestas son difíciles de obtenerlas, sólo nos concentrarnos en nuestro ser más íntimo, para inyectarnos de positivismo y especialmente acrecentar nuestra fe, pensando en que puedan venir tiempos mejores y las cosas resulten para bien. Es bueno en estas circunstancias recoger algunas vivencias de cómo era la manera de pensar de los estoicos, quienes han dejado reglas de vida que pueden sernos útiles en los momentos actuales.
El estoicismo es la capacidad o la fuerza de voluntad de un individuo para controlar sus sentimientos o emociones. Alguien estoico, por lo tanto, se mantiene firme ante la adversidad.
Los antiguos estoicos resumieron su filosofía en una sola frase: “Vivir de acuerdo con la naturaleza”. Para poder hacerlo se preguntaban:
Preguntas igualmente difíciles de responder, lo cual nos lleva a concluir que la mejor manera de reconfortarnos y aliviarnos, es cuando elevamos una oración al creador, para que nos oriente y nos fortalezca y eso me hace recordar sobre aquella plegaria del ético y teólogo americano Reinhold Niebuhr y de alguna manera muy similar a la atribuida a San Agustín y también a San Francisco de Asís, que dice: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia”.
Siempre pensemos que nuestro empeño es grandioso y la tarea divina y lo que debemos hacer es lo que decía Epicteto, un filósofo y estoico griego: “Alcanzar maestría, libertad, felicidad y calma”.
Ricardo Homs
La comparación que hizo el presidente López Obrador entre la actual gestión de la ministra Norma Piña y la del ministro Arturo Saldívar, definiendo un retroceso en la calidad del trabajo que hoy se realiza en el Poder Judicial, evidencia un conflicto.
El grave reproche que hizo el presidente López Obrador al juez que exoneró al exgobernador de Tamaulipas Cabeza de Vaca y la amenaza de investigarlo lleva implícito un reclamo a la ministra Piña por no controlar a los jueces
Esto representa el reconocimiento de que el ministro presidente Arturo Zaldívar, -durante su gestión al frente de la SCJN-, estuvo sometido a sus designios y caprichos.
Estos reclamos evidencian un grave conflicto entre estos dos poderes: el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Uno que pretende el control y el otro que defiende su legítima autonomía.
En un país donde prolifera la impunidad en la aplicación de la justicia frente al delito, esta narrativa presidencial destruye la autoridad moral del gobierno y la vigencia del Estado de Derecho, induciendo a las masas a la aplicación de la justicia por propia mano, como ha sucedido en los linchamientos y agresiones de la población. Además, le da a la delincuencia una base social de tipo reivindicatorio respecto a viejas injusticias sociales.
El intento presidencial de controlar la aplicación de la justicia representa el regreso a un modelo obsoleto, -anterior a la actual era democrática-, donde el caudillo en turno se convierte en el juez supremo que imparte justicia manipulando a los jueces.
La tentación de los caudillos por controlar la ley y ajustarla a sus intereses personales es muy fuerte, pues a través de ella legitiman su ambición de poder. Es la historia de la humanidad.
Sin embargo, en los países altamente civilizados, durante el último siglo la sociedad ha evolucionado hacia la institucionalización de las estructuras responsables de impartir justicia. Esta representa la mayor garantía de protección que tiene el ciudadano.
Por ello este conflicto se vuelve preocupante.
Desde que asumió al cargo de presidenta de la SCJN, la ministra Norma Piña ha resentido una campaña de desgaste por parte del presidente López Obrador, quien desde la mañanera intenta desprestigiar su liderazgo y su desdén hacia ella queda manifiesto frente a un tuit que se ha convertido en un escándalo, donde desde la cuenta del usuario @vicaponch se exhibió una amenaza: “si la ministra Piña es un problema, una bala es la solución”. A esta grave amenaza el presidente simplemente respondió argumentando que no descarta que los autores del tuit hubiesen sido los conservadores.
Los caudillos no pueden ejercer el poder autocrático si no es en el modelo paternalista, donde controlar la justicia representa la oportunidad de ejercer la facultad de castigar.México ha sido desde siempre un país agraviado desde el poder, pues la autoridad del estado se ejerce generalmente con un toque patriarcal y autoritario, sustentado en el premio y el castigo.Detrás del alto nivel de aprobación presidencial, contrastado con la ineficiencia gubernamental, hay un fenómeno psicosocial que no entendemos.
Primeramente son los resentimientos que anidan en el inconsciente colectivo de este país, que desde siempre se ha sentido agraviado e indefenso frente a las autoridades judiciales.Esto a su vez ha sido capitalizado por la narrativa reivindicatoria del presidente López obrador, -quien al desprestigiar al Poder Judicial-, se pone del lado del agraviado y así fortalece su liderazgo.Hoy vemos que el presidente ha designado como su enemigo al Poder Judicial, al cual pretende someter en nombre del pueblo agraviado.
El segundo aspecto a considerar es el estilo personalista de gobernar, de tipo paternalista. Este modelo proyecta la identidad del protector omnipotente, capaz de enfrentar a las fuerzas del mal.Frente a este halo invencible se rinde el ciudadano que desde su vulnerabilidad tiene “miedo a la libertad”.
Así es como vemos que mientras la clase media manifiesta su vocación democrática, -reivindicada este pasado domingo 26 de febrero con una manifestación multitudinaria-, el presidente le habla a quien desde su sentimiento de vulnerabilidad prefiere una figura paternal poderosa que le garantice protección a cambio de que el individuo renuncie a su propia libertad.
Este es el tema que hoy nos desconcierta, pues nos divide en dos Méxicos: uno que lucha por defender a una democracia aún vulnerable y otro que prefiere la figura paternal, -autocrática-, aunque esto implique renunciar a su libertad.
Erich Fromm en su libro “El miedo a la libertad” analiza esta gran disyuntiva de la vida cotidiana, desde su visión de psicoanalista.
Este gran pensador, -uno de los pilares del psicoanálisis, psicólogo social nacido en Alemania-, publicó en 1941 “El miedo a la libertad” y curiosamente se sintió atraído por México, su cultura y su gente y vino a radicar a nuestro país en 1950, donde permaneció hasta 1974, como catedrático de la UNAM, y después decidió emigrar a Suiza, donde pasó sus últimos años.
No deja de llamar la atención que este psicoanalista, psicólogo social y psiquiatra destacado mundialmente haya seleccionado a México para vivir y desarrollarse profesionalmente, quizá seducido por la riqueza y complejidad del alma mexicana. Aquí en México es donde escribió y publicó la otra de sus obras más famosas: El arte de amar.
Sin embargo, -reencontrando el sentido inicial de este artículo-, surge la pregunta: ¿A qué nos lleva esta confrontación entre dos de los Poderes de la Unión?
La respuesta es clara: a la pérdida del estado de derecho y el debilitamiento de la autoridad moral por parte del Estado Mexicano.
Es preocupante que quien juró respetar nuestra Constitución y hacerla respetar por parte de la ciudadanía, -cuando recibió la banda presidencial-, sea quien hoy cuestiona la legitimidad del estado de derecho, lo cual es muy grave.
LA EJECUCIÓN EN NUEVO LAREDO
La ejecución de cinco muchachos en Nuevo Laredo por parte de soldados refleja una problemática de fondo. Las fuerzas armadas no están capacitando a su personal para trabajar de cara a la ciudadanía.
Lo más grave es que no se ve que la actual administración esté trabajando para formar a las policías del país para que asuman el control de la seguridad nacional cuando se cumpla el plazo fijado para que las fuerzas armadas regresen a los cuarteles.
Las leyes que ampliaron el periodo de gestión del ejército en labores de seguridad pública representan una oportunidad para formar a las nuevas policías.
Sin embargo, esta inacción nos lleva a suponer que, -o es falta de previsión-, o es una actitud deliberada para dejar de modo indefinido a las fuerzas armadas en las calles.
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* Artículo tomado de diario El Universal del día 4 de marzo del 2023 con autorización de su autor para Noticias Equinoccio. www.radioequinoccio.com
Por Dr. Hernán Patricio Orcés Salvador
En el transcurso de nuestras vidas resultan inspiradoras las frases y anécdotas de pensadores, filósofos, escritores y en general hombres y mujeres que con su ejemplo nos han motivado, para que podamos de alguna manera inspirarnos y aplicar en lo que sea posible, todo aquello que pueda resultarnos valedero y útil.
Estamos muchas veces tan desorientados y confundidos con toda la multitud de hechos que actualmente convulsionan al mundo y a nuestro país en particular, que no logramos encontrar la paz y la tranquilidad que desearíamos y caminamos meditabundos y sin rumbo cierto y cuando nos llama la atención alguna frase en particular, como que reaccionamos y tratamos de aplicar aquello que nos ha impresionado mayormente.
Con relación a aquello considero interesante para nuestra reflexión y análisis referirnos a lo que se conoce como las DIEZ REGLAS DE JEFFERSON y que son las siguientes:
1.Nunca dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
2.Nunca molestes a otro lo que puedes hacer tú mismo.
3.Nunca gastes tu dinero antes de tenerlo.
4.Nunca compres lo que no quieres porque es barato; nunca será lo que querías.
5.El orgullo nos cuesta más que el hambre, la sed y el frío.
6.Nunca te arrepientas de haber comido muy poco.
7.Nada es problemático si lo hacemos voluntariamente.
8.No sufras por males que todavía no han sucedido.
9.Siempre toma las cosas por el lado bueno.
10.Cuando estés enfadado o molesto, cuenta hasta diez antes de hablar; si estás muy enojado, hasta cien.
Thomas Jefferson (1743-1826) fue el tercer presidente de los Estados Unidos de América desde1801 a 1809; fue el principal autor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.Tratemos de reflexionar sobre estas diez reglas y consigamos que nos sean de alguna utilidad.
Por Ricardo Homs
Es cierto que la democracia hoy se ha quedado corta frente a las expectativas ciudadanas y la complejidad del mundo contemporáneo. Sin embargo, es lo más civilizado que tenemos disponible y por ello, debemos defenderla.
El problema de hoy, -en Latinoamérica-, no es el de las ideologías, sino del plan deliberado de los supuestos gobiernos de izquierda, -como el de la 4T-, que habiendo llegado al poder ganando elecciones, o sea, utilizando los recursos que ofrece el modelo democrático, pretenden apropiarse del país y ya no dejarlo. Supuestamente, para consolidar una transformación social y política que no existe.
Esto lo han hecho muchas dictaduras contemporáneas.
Estamos acostumbrados a suponer que las dictaduras sólo pueden llegar a través de un golpe de estado perpetrado por los militares. No hay nada más alejado de la realidad, pues hoy es sumamente riesgoso.
Hoy las dictaduras pueden iniciar ganando elecciones y con el aplauso público, simplemente capitalizando resentimientos y viejos rencores. Sin embargo, -ya instalados en el poder y contando con la lealtad institucional de las fuerzas armadas-, el gobierno en turno puede manipular las elecciones sucesivas para evitar tener que entregar el poder a sus adversarios políticos.
Así sucedió con Porfirio Díaz, -que después de dos cortos periodos como presidente interino-, primero del 28 de noviembre de 1876 y hasta el 6 de diciembre, -o sea, sólo ocho días-, y después del 17 de febrero de 1877 al cinco de mayo del mismo año, o sea, menos de un mes, llegó a instalar una larga dictadura.
Sin embargo, primero ejerció el cargo del cinco de mayo de 1877, al 30 de noviembre de 1880. Después de forma ininterrumpida volvió a gobernar 26 años, habiendo ganado la primera elección y después utilizando subterfugios para reelegirse, pues tenía forma de influir en el órgano electoral. Sólo salió del poder después del estallido de la revolución mexicana, iniciada por Francisco I. Madero.
Además, Díaz no perteneció al “partido conservador”, sino al “partido liberal”.
De igual forma Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela ganando elecciones en 1998, a través del partido político “Quinta República”, que él mismo fundó. Sin embargo, manipulando al órgano electoral siguió gobernando hasta su muerte en 2013 y logró imponer a Nicolás Maduro, que gobierna hasta hoy, ganando de forma espuria todas las elecciones desde entonces.
Lo mismo sucedió en Nicaragua, gobernada por Daniel Ortega de forma ininterrumpida desde 2007 hasta la actualidad y en Bolivia, con Evo Morales, quien gobernó Bolivia desde el 22 de enero del 2006 hasta el 10 de noviembre del 2019, cuando las fuerzas armadas, -en un contexto de desorden y violencia provocadas por acusaciones de fraude electoral-, le presionaron para que renunciara.
Todos estos gobiernos autocráticos y dictatoriales tienen en común un proceso de debilitamiento del órgano electoral y la toma de control provocado desde el poder ejecutivo, -que sometido-, se prestó a legalizar elecciones fraudulentas.
Por ello, es fundamental que desde la sociedad civil defendamos al INE de los intentos de la bancada de MORENA en el Congreso, así como de los deseos del residente de Palacio Nacional, de controlar a nuestro instituto electoral.
LA AMISTAD Y SUS RIESGOS
El pecado más grave de los funcionarios públicos mexicanos, en todos los niveles, -incluida la presidencia de la república-, es precisamente la soberbia que les impide escuchar e investigar cuando hay indicios de que un cercano colaborador, -y quizá amigo-, está cometiendo abusos al amparo de su protección personal.
Los temas más cuestionables de cualquier gestión presidencial siempre son las acusaciones en contra de sus colaboradores.
El veredicto “culpable” en contra de Genaro García Luna definitivamente ensucia la reputación del presidente Felipe Calderón, pues los avisos de que debía desconfiar de su subordinado García Luna, llegaron a sus oídos y no quiso actuar.
Esto debe ser también una llamada de atención para quien hoy nos gobierna, -pues ante cualquier cuestionamiento a la conducta de alguien cercano-, siempre absuelve a su colaborador, después de avalar su honorabilidad.
Quien hoy fustiga a Felipe Calderón, dentro de unos años podría ser cuestionado por la conducta inmoral de algunos de sus cercanos colaboradores.
EL IMPACTO SEDUCTOR DEL PODER
Es inentendible que quien durante tantos años se victimizó respecto del acoso recibido de los gobiernos del PAN y del PRI, cuando estos ejercieron el Poder Ejecutivo, hoy repita lo mismo de lo que antes se quejó.
El presidente López Obrador agredió de modo injustificable al ministro en retiro de la SCJN, -José Ramón Cossío-, desde la mañanera del jueves 23 de febrero, con un lenguaje inadmisible para un jefe de estado.
Como “corruptazo, conservador e hipócrita” lo calificó simplemente porque será uno de los oradores de la marcha del próximo 26 de febrero a favor de la democracia, del INE y en contra del plan “B”, del cual él es el promotor.
Desde el poder el presidente López Obrador está traicionando la legitimidad de la lucha que durante muchos años encabezó a favor de la democracia, cuando él sólo era un líder opositor y prometía luchar por los valores democráticos.
El poder absoluto transforma… con su capacidad seductora.
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*Artículo tomado de diario El Universal de México con autorización del autor para Noticias Equinoccio.www.radioequinoccio.com
Por Hernán Patricio Orcés Salvador
En los momentos actuales que vivimos se ha enraizado la cultura del individualismo, pues cada quien pretende hacer lo que le conviene a sus propios intereses, sin importarle si en el camino atropelle o cause problemas a otras personas; sólo prima su propio interés y la cultura prevaleciente de su propio individualismo.
Se ha perdido el sentido de la solidaridad, debido a que cada quien solo pretende colmar sus propias necesidades y aspiraciones, es decir no existe ninguna muestra de preocupación por satisfacer los deseos y los requerimientos de otras personas, que a lo mejor necesitan de ese apoyo y ayuda.
Tanto predomina el individualismo que cuando recorremos nuestras ciudades, la gente se encuentra tan distraída en sus propios quehaceres, que ni siquiera mira a su alrededor, pues sólo se concentra en su propio entorno y predomina su único afán de protagonismo personal, la cultura del ego y la única y exclusiva mirada en su propio bienestar individual.
Caminamos por la vida con el único propósito de mirar nuestro propio crecimiento personal y sin hacer nada por compartir con otros, ni siquiera una parte de nuestro tiempo, pues sólo estamos afanados en llegar a cumplir con nuestras metas personales, acrecentando esa sensación de una única y exclusiva individualidad.
Es necesario que busquemos formas de lograr cambiar nuestra actitud individualista y hacernos más solidarios y más humanos con la gente que a lo mejor requiere de una muestra fehaciente de nuestro interés por compartir sus anhelos y esperanzas.
Vivimos en un mundo encerrado en nuestro propio círculo familiar y no nos importa para nada lo que ocurre en nuestro alrededor o que esté cerca de nuestro entorno; no tenemos ni ojos, ni oídos para ver y escuchar sus necesidades; nos estamos convirtiendo en un mundo de sordos y mudos.
Avivemos nuestra esperanza por un mundo mejor y abramos nuestras alas para volar hacia aquellos lugares donde necesitan de nuestra presencia solidaria y humana, para que seamos conscientes de la importancia de salir de nuestra propia individualidad.
Oprah Winfrey dijo: “He llegado a creer que cada uno de nosotros tiene una vocación personal que es tan única como una huella dactilar, y que la mejor manera de tener éxito es descubrir lo que amas y luego encontrar una manera de ofrecerlo a los demás en forma de servicio, trabajando duro y también permitiendo que la energía del universo te guíe”.
Por Ricardo Homs
El evento conmemorativo de la promulgación de la Constitución de 1917, - el cual se llevó a cabo el pasado cinco de febrero -, marcó con claridad el inicio de una nueva era para la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En este día, se definió la independencia del Poder Judicial respecto al Poder Ejecutivo. La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, -Norma Piña-, reivindicó frente al presidente de la república la división de poderes y el alcance de cada uno de ellos.
No es lo mismo colaboración que sumisión. Esto a su vez es una buena noticia para la preservación de una democracia saludable, -hoy acosada desde el Poder Ejecutivo-, que pretende tomar control del INE, -sin ningún pudor-, ni siquiera cuidando las formas.
Sin embargo, esta independencia también ofrece una oportunidad de realizar, -desde adentro del mismo Poder Judicial-, las reformas urgentes que necesita este país para garantizar una justicia expedita y al alcance de todos los mexicanos, sin importar su condición económica, social y educativa.
El rezago es evidente. No se están utilizando los grandes recursos que hoy ofrece la tecnología porque no ha habido voluntad política de hacerlo; sólo se habla de justicia desde la perspectiva populista y demagógica.
Hoy sabemos que la impunidad de los delitos rebasa el 95% y que además, la mayoría de los mexicanos no confía en las autoridades, -principalmente en el ministerio público-, y por ello no denuncia.
Las injusticias nacen desde la estructura misma que persigue el delito, o sea, policías y ministerios públicos.
Además, -aparte de la falta de confianza en el sistema de procuración de justicia-, existe un resentimiento colectivo que ha llevado a nuestra sociedad a evidenciar su rechazo a la autoridad moral de las instituciones del Estado Mexicano.
Nunca antes habíamos visto que la delincuencia organizada provoque a las Fuerzas Armadas, -e incluso-, los pobladores de muchas comunidades las expulsen de su territorio de forma humillante, frente a la impasibilidad de los altos mandos, que se resisten a ejecutar las acciones punitivas que la Constitución prevé para que las instituciones gubernamentales preserven la paz social.
Desde el mismo momento en que el gobierno no ejecuta las acciones que son de su responsabilidad, para proteger a la población civil, -justificándose en argumentos demagógicos de tipo ideológico-, está burlando a nuestra Constitución.
Sin embargo, basta con echar una ojeada a la currícula de la ministra Piña para descubrir que posee, -tanto la visión académica y la formación profesional en la jurisprudencia-, como una larga trayectoria en el ámbito de la impartición de justicia, lo cual le permite conocer la operación cotidiana de los juzgados y de todo el aparato organizacional de las fiscalías estatales, así como la del ámbito federal.
Acciones tan simples como podría ser castigar con cárcel la utilización de la mentira en el ámbito judicial, policiaco y de impartición de justicia, podría tener gran impacto.
Castigar la utilización de la mentira por parte de los funcionarios públicos, los abogados y los ciudadanos-, tendría un alto impacto, pues los policías que mienten, siembran pruebas o rinden falsos testimonios ante el ministerio público, -para extorsionar a ciudadanos-, terminarían en la cárcel y además despedidos y sin posibilidades de entrar a ninguna otra corporación, así como todos los funcionarios adscritos a los ministerios públicos y a todos los juzgados.
La mayoría de los expedientes judiciales contienen no sólo inexactitudes, sino mucha ficción. Sin embargo, seguir permitiendo ésto puede privar de su libertad a gente inocente, así como liberar a delincuentes peligrosos, asesorados por un abogado eficiente.
Otra de las acciones simples para mejorar la calidad de la impartición de justicia, es restar valor determinante a las confesiones de los presuntos culpables, pues esto estimula la aplicación de la tortura. La confesión del incriminado simplemente debiese convertirse en un indicio, -o un indicador-, que debiese estar respaldado por otras pruebas.
¿Cuánta gente inocente está en prisión porque las autoridades, -para cerrar un caso-, inculpan a un inocente a quien le arrancan la confesión del delito a través de cualquier tipo de tortura o amenaza? De este modo las autoridades se evitan investigar y dan resultados inmediatos.
Otra acción a favor de la justicia debiese ser la instrumentación de un sistema informático, o digital, -de acceso público-, donde se concentren las primeras denuncias de las víctimas de un delito o sus familiares, cuando el agraviado esté ausente o incapacitado para presentarlas.
De este modo, -dejado el testimonio en un sistema central-, donde la información no pueda ser borrada o modificada por ninguna autoridad, quedará constancia de la denuncia y la fecha en que fue presentada. A su vez, como parte del proceso, la víctima tendría que ir a ratificarla ante un ministerio público, quien, -a partir de ese momento-, iría subiendo la información ampliada, -de modo tal-, que un sistema central pueda dar seguimiento al expediente y dar la alarma cuando no haya avances.
Mucho se puede hacer para erradicar los vicios tradicionales de nuestro sistema de impartición de justicia con ayuda de la tecnología de hoy, como lo es la utilización de técnicas de investigación sustentada en los avances de la psicología y las ciencias de la conducta, así como someter a pruebas de confianza a los funcionarios conforme sean promovidos a nuevos cargos.
Los grandes cambios se logran cuando hay un liderazgo fuerte, que sea capaz de remontar los intereses de quienes se benefician del modelo actual.
El carácter y la determinación de hacer lo correcto que ha estado demostrando la ministra Piña a poco más de un mes de haber asumido la presidencia de la SCJN y la titularidad del Consejo de la Judicatura Federal, nos permiten tener esperanzas de cambios radicales en el sistema de impartición de justicia, que hoy demanda urgentemente la sociedad mexicana.
INDELICADEZAS
La declaración del presidente López Obrador reivindicando haber sido él quien permitió a la ministra Norma Piña llegar a presidir la
SCJN, fue una gran descortesía hacia ella, pero colinda con la ofensa para el resto de los ministros de la Suprema Corte. Fueron sus compañeros ministros los que optaron por nombrarla a ella. Sin embargo, los dichos del presidente, -expresados en tono irónico al estilo presidencial-, representan una falta de respeto a la vida interna de la institución y a su autonomía, consignada en nuestra Constitución. Debemos reconocer que este comentario aparentemente coloquial durante la “mañanera”, llevaba un mensaje claro para la ministra Piña, para hacerle sentir que ella está en deuda.
No hay duda ni otras posibles interpretaciones… Lo dicho… ¡dicho está!
PREOCUPANTE RESPUESTA
La declaración de nuestro secretario de gobernación, calificando de injerencista la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con relación al caso “Tzompaxtle Tecpile y otros”, y el cuestionamiento que esta institución dirige, -respecto a la figura del arraigo y la prisión preventiva-, muestra, -o desconocimiento de las responsabilidades del Estado Mexicano frente a los organismos internacionales -, o una nueva visión de este gobierno respecto a la política exterior.
Recordemos que México forma parte, -de forma voluntaria-, de estos organismos, con los cuales ha asumido compromisos, sin que ésto represente un conflicto constitucional.
Es preocupante que quien aspira a gobernar México en el próximo sexenio haga declaraciones públicas sin sustento, respecto a nuestra política exterior.
México, -por la relevancia que tiene como país protagonista dentro de la comunidad internacional-, merece ser gobernado por un “estadista”, que tenga una visión integral, -tanto de la política interna-, como de la exterior. La improvisación en asuntos internacionales puede representar riesgos que pongan en entredicho la confiabilidad de nuestro país, -y ello-, tener repercusiones internas en el ámbito económico, frenando la inversión extranjera.
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* Articulo publicado por el diario El Universal de México y reproducido por el portal Noticias Equinoccio www.radioequinoccio.com con permiso de su autor
Ricardo Homs
Por Hernán Patricio Orcés Salvador
La vida en general suele presentarse con altibajos, es decir momentos de felicidad y de gran bonanza y otros de amarguras y sinsabores y a veces de necesidades, pero precisamente las fortalezas que existen en nuestro ser más íntimo permitirá que aprovechemos y disfrutemos esos momentos buenos y que también podamos sortear y sobrellevar aquellos que nos resulten dolorosos y tristes.
Se ve y se observa en el diario devenir del tiempo, cómo la mayoría de nosotros nos esmeramos en nuestra vida en progresar y en esforzamos asiduamente por conseguir una vivienda propia, un carro propio, preocuparnos de la educación de nuestros hijos y disfrutar si las circunstancias nos permiten, incluso de viajes de satisfacción y de regocijo, pero al alzar nuestra vista y mirar el horizonte, vemos que la vida ha pasado aceleradamente y que nos vamos acercando al ocaso, sin haberlo previsto siquiera ni un solo momento.
Todo lo material que hemos logrado conseguir ilumina nuestro entendimiento y nuestra satisfacción de haber hecho algo positivo en la vida, pero vemos también que eso no ha sido lo más importante, pues nos damos cuenta que tiene más relevancia nuestra satisfacción espiritual de disfrutar cada momento de nuestra vida, compartiendo el día a día con nuestra familia, como esposa, hijos, nietos, hermanos y por supuesto los buenos amigos que siempre estarán junto a nosotros en las buenas y en las malas.
Resulta muy triste en las familias cuando algún ser querido se va de este mundo y aflige enormemente a su entorno y se ve el enorme sufrimiento que ello ocasiona y aquello nos hace pensar mucho sobre la transitoriedad de la vida y el hecho cierto de que sólo Dios sabe lo que nos tiene deparado; nos conmueve terriblemente esos sufrimientos y tratamos de hacer algo por manifestarnos con nuestros sentimientos de amor y de solidaridad para quienes estén sufriendo esos tristes acontecimientos.
Las vicisitudes de la vida se entienden como una alternancia de eventos positivos y negativos a lo largo del tiempo, siendo hechos o sucesos que pueden generar diferentes consideraciones o evaluaciones. Lo mejor sería pensar que nuestra condición humana debe estar predispuesta a recorrer este sendero de disfrutar lo bueno que se presente y afrontar con dignidad y altivez hechos que resulten desagradables.
Alguien decía: “El corazón no muere cuando deja de latir. El corazón muere cuando los latidos dejan de tener sentido”.
Por Hernán Patricio Orcés Salvador
Resultan inexplicables, incomprensibles y absolutamente irracionales todos los alarmantes feminicidios que se cometen permanentemente en nuestro país y también en otros, lo cual resulta totalmente repudiable e indignante, pues se está abusando de la mayor fuerza varonil en desmedro de la integridad femenina y eso debemos condenarlo.
Según las estadísticas en Ecuador en el año 2021 se materializaron 227 casos, mientras que en el 2022 fueron 273, siendo el año más violento en la historia para las mujeres en Ecuador y en lo que va del año se tabulan 73 muertes violentas de mujeres.
A ¿qué puede obedecer esta situación tan grave de violencia? ¿Qué está sucediendo con el comportamiento inusual y contrario a un sano y correcto proceder? Podría ser que estamos viviendo un momento de descomposición social, de carencia de valores humanos, donde la vida humana ha pasado a ser algo que ya no tiene valor alguno. Resulta que es fácil ahora infringir y que todo quede en la impunidad.
Debemos respondernos cómo sociedad que a lo mejor está fallando la educación en los propios hogares, en el sistema de educación, se ha dejado de inculcar valores morales y existe una falta de religiosidad y de respeto a la fe que nos inculcaron nuestros mayores de temor a Dios y de respeto irrestricto a la vida humana.
¿Qué debemos hacer para evitar situaciones como las que se producen constantemente? Quizás debemos volver a esa formación en principios y en valores, al respeto de la dignidad humana, a la solidaridad, al amor que debemos profesarnos entre todos nosotros; a sentirnos como hermanos y respetuosos de las leyes y de los principios que norman nuestra convivencia como sociedad.
Es cierto que una persona puede reaccionar irracionalmente por alguna incitación a la agresividad que puede provocar a lo mejor una discusión en pareja, donde probablemente se pierde el control, pero si somos seres racionales debemos evitar reacciones que pueden provocar hechos tan lamentables como el de abusar de nuestra mayor fuerza física como hombres en desmedro de una mujer, que siempre consideramos no puede ser ultrajada, ni maltratada, pues eso no es querer demostrar que somos más fuertes, ni es síntoma de machismo, es solamente una manifestación de debilidad y una noción de haber perdido el sentido del equilibrio y del control que una persona madura debe tratar de mantener en todo momento.
Por Dr. Hernán Patricio Orcés Salvador
El diálogo es el mecanismo más idóneo para solucionar las controversias. Es el medio más adecuado para ponerse de acuerdo en puntos divergentes y lograr con una apertura abierta y democrática conciliar posiciones diferentes. No es posible obstinarse en lo que un grupo piensa que sea la panacea y la verdad; debe escucharse a la otra parte e ir negociando punto por punto. No siempre se puede conseguir la totalidad de lo que se desea obtener.
Debemos poder dialogar entre esposos, hacerlo entre padres e hijos, entre amigos, en nuestro trabajo con nuestros jefes y subalternos, en la academia como profesores con nuestros alumnos y con sus autoridades, en los ministerios, en la Asamblea Nacional, en los organismos jurisdiccionales, el pueblo con sus autoridades, en fin en todos los estamentos del país y de la sociedad.
No es posible aceptar planteamientos unilaterales y extremistas que no llevan a ninguna solución. Hay que sentarse en unas mesas de diálogo, sin condicionamientos previos, con absoluta apertura y con un espíritu de civismo y de amor a la Patria y creo que se pueden lograr acuerdos definitivos y perdurables y no seguir continuando con esas actitudes de violencia y de beligerancia que no llevan a nada positivo.
Comúnmente, por diálogo entendemos el intercambio recíproco de información entre un emisor y un receptor a través de un medio oral o escrito, es decir, es una conversación entre dos interlocutores que se turnan en sus roles respectivos de emisor y de receptor de manera ordenada.
Paulo Freire decía: “La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que carecen de humildad, o aquellos que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo”.
Por Hernán Patricio Orcés Salvador
El domingo 5 de febrero del 2023 se realizarán las elecciones para elegir nuevas autoridades locales y nuevos miembros del Consejo de Participación Ciudadana. En realidad se ha convocado para elegir 23 prefectos y vice-prefectos, 221 alcaldes, 864 concejales urbanos y 663 concejales rurales, 4.109 vocales de juntas parroquiales rurales, 7 miembros del Consejo de Participación Ciudadana y el Gobierno aprovecha para proponer cambios en la Constitución con 8 preguntas a manera de un referéndum y 3 preguntas como una Consulta Popular.
Las ocho preguntas del referéndum para cambios en la Constitución se refieren en este orden a los siguientes temas:
Las tres preguntas de la consulta popular en este orden se refieren a los siguientes temas:
Para poder entender a qué se refiere un referéndum, un plebiscito y una consulta popular, sería conveniente referirnos a cada uno de ellos y de esa manera estar informados de lo que el Gobierno desea hacer con sus ocho preguntas que se ha mencionado serían de referéndum y tres de consulta popular:
1.PLEBISCITO. Es un mecanismo de participación ciudadana propio de los regímenes democráticos (aunque en algunos casos puede ejercerse en regímenes no democráticos) y que funge como instrumento de consulta directa a los votantes sobre algún asunto de excepcional importancia en la vida colectiva que, por comprometer el destino futuro de un país, debe realizárselo con absoluta claridad y transparencia.
2.REFERÉNDUM. Es el mecanismo de votación y consulta ciudadana que se verifica regularmente y que es objeto de disciplina constitucional en torno a la aprobación o rechazo referente a la creación, modificación, derogación o abrogación de leyes.
3.CONSULTA POPULAR. Es un mecanismo de participación ciudadana y una de las manifestaciones más amplias de la democracia participativa, mediante la cual pueden someterse asuntos de interés nacional, departamental, municipal o distrital, para que la ciudadanía defina directamente el destino colectivo de su territorio.
Resulta de enorme trascendencia que quienes votamos nos enteremos adecuadamente de las propuestas que los candidatos presenten, especialmente para las prefecturas y las alcaldías, sobre temas como: seguridad y convivencia ciudadana, economía, reactivación económica y movilidad, medioambiente y territorio y administración y gestión.
Dada la enorme proliferación de candidatos resulta muy complicado poder hacer una clara diferenciación de lo que realmente nos convendría para seleccionar los candidatos más idóneos, por eso es preciso tratar de inteligenciarnos de lo que los candidatos expresen sobre los temas mencionados y conocer también sus perfiles profesionales, su experiencia en la vida pública y privada y especialmente su intachable hoja de vida, pues asumimos que quienes participan en una elecciones tienen un recorrido absolutamente limpio y sin lugar a ningún cuestionamiento.
Que la sensatez, el buen juicio, la lucidez en las decisiones al momento de consignar nuestro voto, sean de absoluta meditación y certeza, para no incurrir en errores que posteriormente desencadenan en arrepentimientos y frustraciones, al observar que las obras no avanzan, que existe descuido y proclividad a que se susciten actos de corrupción, que se repiten a través de nuestra historia republicana.
Aspiremos a que tengamos un Ecuador más próspero, más pacífico, con trascendencia internacional, que se rescate ese ambiente de paz y sosiego, que fue siempre la característica de nuestra sociedad y podamos sentirnos siempre orgullosos de nuestra nacionalidad.
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