La leucemia y el linfoma se destacan entre los tipos más comunes de la enfermedad del cáncer, según la Organización Mundial de la Salud. La gran mayoría de los niños con cáncer viven en países de ingresos bajos y medianos, donde encaran una desigualdad aguda en la detección temprana, el diagnóstico y el acceso a tratamientos de calidad y cuidados paliativos de la enfermedad, señala la Organización.
Otra de las causas de la baja supervivencia al cáncer infantil es el alto nivel de abandono del tratamiento, que en los países de América Latina alcanza el 30% en los países de ingresos bajos y medios.
La tasa de supervivencia al padecimiento en la región es de 55%, afirma por su lado la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Muchos estudios han tratado de determinar por qué surge el cáncer infantil, pero a edades tan cortas hay muy pocos cánceres que resulten de factores ambientales o del modo de vida.No obstante la persistente interrogante sobre su origen, se ha encontrado que algunas infecciones crónicas, como las que se deben al VIH, el virus de Epstein-Barr o al parásito del paludismo, constituyen factores de riesgo de cáncer infantil, lo que se observa especialmente en los países de ingresos bajos o medios.
Hay otras infecciones que pueden elevar la probabilidad de que los niños padezcan cáncer en la edad adulta, por lo que es importante vacunarlos. Por ejemplo, la vacuna contra la hepatitis B previene el cáncer hepático y la inmunización contra el virus del papiloma humano previene el cáncer cervicouterino.
Según se desprende de los datos actuales, alrededor de un 10% de los niños que padecen cáncer tienen una predisposición de carácter genético.
El cáncer infantil no se puede prevenir, la mayor parte de los casos se puede curar con quimioterapia, cirugía y radioterapia. Entre los esfuerzos de combate a la enfermedad en los niños, la Organización Mundial de la Salud y el Hospital St Jude Children´s Research de Estados Unidos presentaron recientemente un proyecto mundial para ayudar a los países de renta media y baja a ampliar su acceso y disponibilidad a medicamentos esenciales para tratar el cáncer infantil.
Cuando el cáncer infantil se detecta en una fase temprana es más probable que responda a un tratamiento adecuado, elevando así las probabilidades de sobrevivencia, reduciendo el sufrimiento y reduciendo los costos y la intensidad de la terapia.
Un diagnóstico temprano depende del conocimiento de los síntomas por parte de las familias y los profesionales de la atención primaria de salud; la precisión y puntualidad en la evaluación clínica, el diagnóstico y la determinación del estadio de la enfermedad; y el inicio rápido del tratamiento.
Generalmente, los síntomas detectables de alerta incluyen fiebre, dolor de cabeza intenso y persistente, dolores óseos o pérdida de peso. Las familias y profesionales de la atención primaria de salud debidamente formados pueden detectar estos síntomas. Los tratamientos habituales son la quimioterapia, la cirugía y la radioterapia. Además, se debe dar mucha atención al desarrollo físico y cognitivo del niño y a su estado nutricional.
Asimismo, subrayó que el cáncer infantil se puede curar en más del 80% de los casos, cuando el niño puede recibir atención oncológica adecuada y oportuna.