El “bunker” estaba integrada para ejecutar sus planes corruptos, incluyendo la que se dedicada a actividades de carácter político que lo capapunten como candidato a la Presidencia de la República.
La estructura principal la manejaba Terán directamente desde el despacho de la Presidencia del Consejo de la Judicatura. Tenía dos líneas principales de trabajo: trabajar desde el exterior del Consejo con gente contratada temporalmente o con funcionarios y jueces provinciales. Una de las juezas mencionadas es Anabel Torres del Distrito de Justicia de Santo Domingo. Torres tenía dos alias: Diamante o Agente 1.Esta estructura además contaba con el apoyo externo que no era parte de la nómina del Consejo de la Judicatura.
La estructura “Angeles Negros” integrada por abogados y juristas, especialmente de la comisión andina de derechos humanos, CADHU. Esta organización trabajaba en la imagen pública para posesionarlo como un candidato a la presidencia de la República. Como jefa fue escogida Andrea Y, encargada de la asesoría jurídica y comunicacional. Esta sujeta es una conocida asesora política ecuatoriana.Se llegó al extremo que se hicieron los primeros diseños de tarjetas personales como "Presidente Constitucional del Ecuador".
La campaña de posicionamiento político debía ser a costa de la Fiscal General del Estado, Diana Salazar a quién, efectivamente, se comenzó adesprestigiarla a tal punto que se planteó un juicio político, con el apoyo del grupo Revolución Ciudadana.
Se formó además el llamado "Ejército Invisible” formado por la pareja sentimental Gema O. y Cristian N. quien estuvo vinculado al CJ. Su tarea vigilar las amenazas sobre el personaje.
La Legión Rural fue formada con miembros de los consorcios de las juntas parroquiales del Ecuador. Manejaban la Legión Juan Carlos B, director provincial del Carchi, David G; de Galápagos, Manabí. Se esperaba que esta Legión cuente con redes de apoyo para el proyecto político para la Presidencia de la República.
El Grupo Los Cerebros formado por Victor B, Ricardo V y Remigio M debía ser una especie de “ cuello ciudadano” en diferentes provincias para formar mesas de seguridad con la finalidad de que Terán tenga contacto con los administradores de justicia para el control de juicios y sentencias.
Ls testigos protegidos que trabajaron con el expresidente del Consejo de la Judicatura, Wilmán Terán, además revelaon otras “diabluras” de su su jefe, quien era conocido con el alias de El Diablo.
Este hombre que, en principio, se presentó como uno de los jueces más probos de la Corte Nacional de Justicia, había sido una pieza fundamental de la profunda penetración de las organizaciones de narcotrifacantes del Ecuador. Su influjo ante jueces, operadores judiciales, asambleistas y políticos, también vinculados con los criminales, fue tan poderoso que él mismo escribía las proyectos de libertad de los criminales que, previo un pago, obtenían su libertad, cambiaban de cárceles, dilataban los juicios. Entre los jueces controlados por el “Diablo” están aquellos que expdieron boletas de excarcelación en favor del exvicepresidente Jorge Glas condenado a ocho años de cárcel en La Roca de Guayaquil.
El Diablo' Terán ahora es procesado por la Fiscalía General como “Pantalla En el primero llamado caso Metastasis ya fue sentenciado y deberá cumplir una condena de 10 años.
Quienes lo describrieron como un personaje siniestro han revelado que Terán les delineó las tareas que debían cumplir. Estas iban desde trabajos de inteligencia y contrainteligencia fuera del Consejo de la Judicatura. Llegó a tales extremos que se entrometía en la vida familiar de sus asesores e incluso ejercer un control personal de sus movimientos.
Santiago Cifuentes,ex asesor, por ejemplo, reveló que Terán le entregó un proyecto de resolución para la suspensión de la Fiscal general del Estado, Diana Salazar, en un pendrive grabado desde su computadora personal. Ordenó que organicen un equipo técnico para trasladarse fuera de Quito, mientras él viajaba a Guayaquil con los vocales Xavier Muñoz y Maribel Becerra con el objetivo de “evitar” cualquier acción legal de la Fiscalía contra el Consejo de la Judicatura.
Cifuentes además denunció que recibía él y otros asesores, presiones y exigencias de Terán para que le entreguen el banco de preguntas respuestas de uno de los concursos para los cargos de jueces de la Corte Nacional de Justicia. Con esa información que estaba en ocho sobres manila grandes, Terán viajó a Guayaquil.
De esos ocho sobres, en un hotel del norte de Quito, Terán entregó dos David J. y Adrian R para que los entreguen a Anabel Torres, jueza en Santo Domingo, que se encontraba en Garuanda. Torres además de aspirar a ser juez nacional, tenía relaciones sentimentales con Terán.
Torres supervisaba la gestión administrativa del Consejo y su papel era generar desconfianza hacia los demás,señalándolos como responsables de posibles fracasos de la gestión.Ella incluso intimidaba al equipo acusándolos de boicotear los intereses de Terán. Anabel tenía acceso directo a planta central y sus frecuentes amenazas,incluso de muerte, generaban un ambiente de temor.