VATICANO (Agencia ANE)._ El Papa León XIV acudió la tarde de este domingo al cementerio del Verano, para “rezar por los muertos de los que nadie se acuerda”.
“Rezo espiritualmente sobre las tumbas de mis seres queridos”, añadió. “Nuestro Padre Celestial nos conoce y nos ama, uno por uno, no olvida a nadie”, afirmó León XIV en el Día de Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos.
León XIV aseguró que la "caridad vence a la muerte.Nos hemos reunido en este lugar para celebrar la conmemoración de los fieles difuntos, en particular los que están sepultados aquí y, con especial afecto, de nuestros seres queridos. En el día de la muerte ellos nos han dejado, pero los llevamos siempre con nosotros en la memoria del corazón”, dijo ante un grupo de personalidades y gente común.
“En todo lo que vivimos cada día, esta memoria está viva. Muchas veces hay algo que nos hace recordarlos, imágenes que nos llevan a momentos que vivimos con ellos. Muchos lugares, incluso los perfumes de nuestras casas, nos hablan de aquellos que hemos amado y que nos han dejado y tienen encendido en nosotros su recuerdo”, subrayó.
León XIV dijo que “la caridad vence la muerte y que en la caridad Dios nos reunirá junto a nuestros seres queridos, pues si caminamos en la caridad, nuestra vida será una oración que se eleva y nos une a los difuntos, nos acerca a ellos, en la espera de encontrarlos en la alegría eterna," añadió.
“Queridos hermanos y hermanas, mientras el dolor por la ausencia de quien no está ya con nosotros permanece impreso en nuestro corazón, confiemos en la esperanza que no defrauda”, señaló en su homilía.
A los fieles, subrayó el Papa, “Dios los espera y cuando lo encontremos, al final de esta vida terrena, gozaremos con él y nuestros seres queridos, que nos han precedido”.Cada uno de nosotros tiene un querido difunto que quisiera volver a abrazar, alguien a quien mantener estrecho en una promesa de eternidad”.
Dijo que los cristianos “esperan la resurrección de los muertos y la vida en el mundo que vendrá”.
“La derrota de la muerte es una perspectiva que en estos días de comienzo de noviembre ‘ilumina el destino de cada uno de nosotros’, recordando lo que afirmó Jesús en el Evangelio de Juan: ‘Esta es la voluntad de aquel que me ha mandado: que no pierda nada de cuanto él me ha dado’”.
León XIV destacó que “es claro que el centro de las preocupaciones de Dios es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo logre en el último día”.
El Papa dijo que cada persona es un mundo entero, un misterio celebrado ayer en la solemnidad de todos los Santos, una “comunidad de las diferencias” que “alarga la vida de Dios a todas las hijas e hijos que han decidido formar parte, pero también el deseo inscrito en el corazón de cada uno de ser amado, que invoca reconocimiento, atención y alegría”. Con la conmemoración de todos los fieles difuntos “el misterio es aún más cercano”.
El Papa agregó que “la de hoy es una jornada que desafía la memoria humana, tan preciosa y tan frágil”. “Sin memoria de la vida, muerte y resurrección, es el inmenso tesoro de cada vida aparece en su infinita dignidad”