Ese año el presidente Lucio Gutiérrez en alianza con una mayoría del Congreso Nacional decidió eliminar, como así ocurrió, a los vocales del Triibunal de Garantías Constitucionales y del Tribunal Supremo Electoral.Sinembargo meses después ese mismo Congreso también lo destituyó y asumió Alfredo Palacio.
Gutiérrez culpó a dichos organismos estatales de conspiración y obtruccionismo. El Congreso Nacional se unió al gobernante, para supuestamente despejar los obstáculos que tenía para gobernar. Las sanciones impuestas a los magistrados y jueces tuvo que pagarlas el Estado que por orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó el pago de indemnizaciones a los afectados. Cada uno de los que apelaron a la CIDH recibieron alrededor de $1 millon de dólares por haber perdido sus cargos.
Ahora el gobierno de Daniel Noboa propone, sin intermediación legislativa, a los ecuatorianos para que decidan si los jueces de la Corte Constitucional deben o no ser sometidos a juicios políticos por sus decisiones antidemocrática e inconstitucionales.
LOS HECHOS DEL 2004
El 23 de noviembre del 2004, Gutiérrez impulsó la reorganización de los Tribunales Constitucional y Supremo Electoral, y de la Corte Suprema de Justicia. Los primeros vía juicios políticos y la destitución de los jueces vía administrativa.
El Congreso Nacional mediante Resolución No. R-25-160 decidió “ declarar que los vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional fueron designados en forma ilegal” por lo que los cesó en sus funciones. Algunos, a la vez fueron enjuiciados políticamente.
La destituciones fueron adoptadas, la primera porque el Tribunal Constitucional emitió un dictamen sobre el décimo cuarto sueldo y la segunda por la mala aplicación del sistema de asignación de escaños electorales, utilizando “método D´Hondt”.
En Congreso, el primero de diciembre del 2004, inició el juicio político contra el presidente del Tribunal,Oswaldo Cevallos y los vocales Miguel Camba Campos, René de la Torre, Manuel Jaramillo, Jaime Nogales, Luis Rojas y Simón Zavala.
Estos alegaron la ilegalidad legislativa de establecer responsabilidades por haber votado en una u otra forma en las resoluciones.
El 8 de diciembre de 2004, en una sesión extraordinaria convocada por Gutiérrez el Congreso con 54 y 56 votos censuró a los magistrados constitucionales y electorales.
Fueron censurados Oswaldo Cevallos, Jaime Nogales, Miguel Camba, Luis Rojas, Simón Zavala y Manuel Jaramillo. El doctor René de la Torre antes de tal enjuicimiento político renunció al cargo en rechazó al mismo y Cevallos fue exonerado porque no estuvo en la sesión en que se tomó tal resolución.
Los recursos de amparo presentados por cinco vocales cesados fueron rechazados por distintos tribunales penales.
Estos procesos políticos en contra de los vocales de los citados Tribunales y de la Corte Suprema de Justicia desencadenó una crisis política y social que culiminó con una movilización de algunos movimientos políticos que se pegaron a las marchas indígenas que culminaron el 20 de abril de 2005 cuando el Congreso Nacional declaró el abandono del cargo del Presidente de la República, Lucio Gutiérrez y asumió el Vicepresidente Alfredo Palacio.
El Congreso dejó sin efecto la resolución por la que se nombró el nuevo Tribunal Constitucional, pero no la reincorporación de los vocales que habían sido destituidos. En abril del 2006 se designó a un nuevo Tribunal, cuyos vocales, a su vez, fueron destituidos en 2007 argumentando que el período de cuatro años había concluido.
En el 2007 una Asamblea Nacional Constituyente convocada por el presidente Rafael Correa para redactar una nueva Constitución, eliminó la institución del Tribunal Constitucional e instauró la Corte Constitucional que es la que funciona en la actualidad. Ahora los jueces constitucionales están exentos de ser sometidos a juicio político y peor a procesos penales por sus actos y decisiones.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos consideró que las destituciones fueron por motivos políticos y ordenó al Estado ecuatorianos publicar el resumen oficial de la sentencia; pagar a las víctimas una indemnización, como compensación por la imposibilidad de retornar a sus funciones como vocales del Tribunal Constitucional, y pagar indemnizaciones compensatorias por daño material e inmaterial a las víctimas, así como el reintegro de costas y gastos.
QUITO (Agencia ANE)._ En el 2004 si se podía enjuiciar a los miembros de los tribunales Constitucional y Electoral; e incluso destituir jueces de la Corte Suprema.