María Dolores Alaminos Hervás, docente de la Maestría Oficial en Psicología en la Infancia y Adolescencia de la Universidad Internacional de Valencia - VIU, perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades, asegura que la salud mental en los jóvenes ecuatorianos es un tema al que hay que prestarle atención. Según cifras de World Vision y el Ministerio de Salud Pública, el 20% de niños adolescentes presenta síntomas de ansiedad y depresión. Y son precisamente los adolescentes son la tercera población que más se ve afectada por el suicidio, que ha alcanzado cifras superiores a las mil muertes a nivel nacional en los últimos años, anota.

El acto de buscar ayuda psicológica, que se ha ido normalizando en las nuevas generaciones, es una conversación que se ve usualmente en adultos, pero no de manera tan tangible en los menores de edad. Quizás es porque para menores de 16 o 18 años es necesario el consentimiento de sus padres o tutores legales, y ese consentimiento puede jugar un papel clave en el acceso a la atención psicológica, según explica Alaminos Hervás.

"Aunque los menores busquen ayuda profesional, siempre estará supeditada al consentimiento adulto.Por esto, las derivaciones suelen venir dadas desde el entorno familiar, los médicos de familia y el centro educativo, por este orden. En estas edades, en un importante número de casos, la derivación es externa, no decidida por el paciente, lo que puede conllevar resistencia inicialmente a la colaboración,dice.

 La experta de VIU destaca la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) como uno de los mejores tratamientos para abordar trastornos adolescentes como depresión, ansiedad, miedos, fobias, trastorno obsesivo-compulsivo y conductas de riesgo, entre otras.

Terapia sistémica o familiar: es muy útil para casos de conflictos intrafamiliares, problemas de conducta, cambios vitales (divorcios, resistencia al cambio de ciudad o barrio, etc). Se puede combinar con la TCC, según la casuística y particularidades en cada caso, recomienda.