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Viernes, 03 Diciembre 2021 03:46

NO A LA GUERRA

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DIARIO  EL TIEMPO DE QUITO

20 DE DICIEMBRE DE 1978

Contra viento y  marea

NO A LA GUERRA

Javier Simancas C, (Juan de la Luna S).*

La paz de América Latina está amenazada y con ello el despertar De viejas tentaciones expansionistas que siguen hostigando a los pequeños países que  afianzan su soberanía y estabilidad en los fundamentos de la  convivencia civilizada  entre los pueblos y regiones de este Continente y de toda la tierra.

Esta amenaza de un conflicto armado proviene de los dos países ubicados en el cono sur que discuten sobre una franja de territorio desde hace varios años, sin que hasta el momento hayan podido llegar a un acuerdo.  De un lado Chile con una frontera por el Estrecho de Magallanes,que corta en  línea recta la Isla Grande de Tierra de Fuego y  toda la isla ubicada al sur del Canal Beagle que dice le pertenece  y como lógica consecuencia le dan salida al océano Atlántico. Por su parte Argentina sostiene que no ha de consentir ningún atentado a su integridad territorial y que defenderá sus derechos   en cualquier terreno. Plantea que para llegar a cualquier solución, primero se debe fijar fronteras.

Las negociaciones  han llegado a un punto muerto, mientras que los preparativos guerristas se intensifican mientras en el interior de cada uno de los países se vive una  tensa  tranquilidad. 

Esta grave confrontación del sur del continente, indudablemente, ya esta repercutiendo en la Región y  los países miran con temor al estallido de una guerra, que no tendrá ganador si se toma en cuenta que las condiciones económicas de Argentina y Chile no  pueden resistir un conflicto de esta naturaleza por largo tiempo.

Los jefes de Gobierno de esos Estados, deben ante todo reflexionar que América  que la vida pacífica de sus naciones y de sus vecinos depende de la altura y ponderación con que discutan los asuntos internacionales y más bien deben enrumbar sus acciones hacia el robustecimiento de las relaciones de sus pueblos dentro de un ambiente de plenas garantías individuales y colectivas. Es cierto que cada uno tiene su razón legal, histórica y jurídica; pero es cierto también que la paz del continente no puede estar amenazada con medidas que acarrean desolación, miseria y dolor entre los pueblos.

La vocación de América ha sido siempre la de convivir pacíficamente; no es la hora de despertar ambiciones territoriales que hundirán a nuestra región que aún no sale de la violencia y el autoritarismo.

*Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.

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