DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
1 DE FEBRERO DE 1979
Contra viento y marea
EL PETRÓLEO, UNA TENTACION
Javier Simancas C (Juan de la Luna S.)
Desde los albores de la humanidad, el petróleo fue una tentación. La Biblia cuenta que una sustancia parecida a la que hoy conocemos como brea era utilizada para curar enfermedades, para iluminar en las noches. Los babilónicos, los Cirios, los rusos emplearon el petróleo para múltiples fines, cogiéndolo de la superficie de la tierra.
En Ecuador los aborígenes utilizaban esta bituminosa sustancia para cubrir sus embarcaciones y viviendas. En la Península de Santa Elena brotaba espontáneamente hacia la superficie. Las calles de Guayaquil ya eran iluminadas con antorchas de petróleo y fue el presidente García Moreno quien trajo al primer petrolero para que explore esa riqueza del subsuelo.
En la actualidad su científico uso y los sofisticados métodos para explotarlo y refinarlo ha sido el origen de las guerras y discordias en todo el mundo y en particular en Ecuador. En todas las partes y en cualquier país que se ha visto brotar petróleo algo extraño ocurre. Los conflictos bélicos de Medio Oriente, las guerras fronterizas en África y también en estos días los hostigamientos entre países de América son porque el petróleo despierta la tentación de poseerlo.
Este recurso natural, como el oro, el platino, estaño, cobre y otros minerales, es un producto codiciado por moros y cristianos, por hombres y gobiernos. Hace pocos años nuestro territorio no despertaba interés por nada, salvo algunos productos agrícolas, pero con el descubrimiento de los yacimientos hidrocarburíferos de la Región Oriental, el país se colocó en la mira de decenas de empresas subsidiarias de las “ Siete grandes del Cartel” petrolero que han hecho del mundo una tienda que sube y baja los precios de acuerdo a sus conveniencias.
También nos colocó en la mira de nuevas pretensiones y además estamos en la codicia de los vecinos que, pese a los esfuerzos exploratorios por encontrar el recurso, no logran solventar los problemas socio-económicos y políticos de sus pueblos porque el petróleo, pese a todo el torrente de desgracias que acarrea es solución en la hora actual de todos los problemas financieros de gobiernos y personas.
El petróleo fue, es y será una tentación y la paz del mundo seguirá siendo un sueño que día a día se aleja. Confiamos que jamás nos envuelva la vorágine de sangre, destrucción y muerte y que los ecuatorianos no sigamos peleando por causas injustificadas. Hoy más que nunca, el país precisa de unidad, paz y concordia.
*Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.