Por Hernán Patricio Orcés Salvador
Muchas veces nos preguntamos en el transcurso de nuestra vida, cuando los años van pasando y nos encontramos en esa etapa que la denominamos la tercera edad, la ancianidad o simplemente la vejez, ¿cómo deberíamos enfrentarla?
Lo primero es seguir sintiéndonos completamente vigorosos y llenos de salud y de optimismo, saber que lo que interesa en esta etapa de nuestra existencia, es vivir el día a día con mucha felicidad, alegría y agradecimiento a Dios de que continuemos con vida.
Es preciso mantenernos activos, es decir hacer las cosas que nos gusta, pueden ser manualidades, la lectura, la escritura, ejercicio permanente, así sean caminatas, una comida sana y por supuesto lo más necesario disponer de las horas de sueño que los médicos recomiendan, de por lo menos siete u ocho horas.
Se puede decir que la vejez es una etapa en el ser humano que puede servir de mucho desarrollo personal, pues es factible emprender muchas actividades que quizás en la etapa activa de trabajo y responsabilidades probablemente no sé las podían realizar y que mejor ya disponer del tiempo para poder ejecutarlas. Todos tenemos ciertos hobbies que agradan nuestra vida y se pueden continuar cultivándolos con mayor asiduidad, haciendo posible que nos sintamos perfectamente capacitados y vigorosamente conscientes de que podemos seguir desarrollando muchas actividades con absoluta normalidad y destreza.
Francis Bacon decía sobre la vejez: “Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer”.