Por Fernando Borja Gallegos
15 de abril de 2017
Un gran gesto de solidaridad, mostraron cinco ex presidentes de Brasil qué al apropiarse de dineros públicos, buscaron o planificaron estar juntos en la cárcel.
Hágase su voluntad, por ende, la Suprema Corte de Justicia debe actuar en consecuencia y su respetable Fiscal Janot fundamentar la responsabilidad de los ex jefes de Estado a fin de que paguen sus culpas en la cárcel.
En todo caso, la corrupción destapada con Lavajato, compromete a la clase política de Brasil y, en general de América Latina y el Caribe.
La investigación iniciada a la petrolera Petrobras hace tres años, vinculó a la más alta cúpula política y hoy, en vísperas de semana santa, la Suprema Corte autorizó se investigue a más de noventa funcionarios con fuero privilegiado.
Importante rememorar que el 19 de junio del año 2015, Marcelo Odebrech, presidente de la constructora Odebrech fue detenido. En el mes de agosto, quien se desempañó como jefe de gabinete en el gobierno de Lula da Silva, es apresado, ambos recluidos en la cárcel y sentenciados a 19 años y 20 años respectivamente.
Antes de concluir el 2015, Delcidio Amaral, senador del Partido de los Trabajadores, fue puesto en prisión y resolvió confesar actos ilícitos que comprometen a la presidenta Dilma Rousseff.
En el fatídico año de 2016, Lula da Silva es acusado por la Fiscalía de “lavado de dinero, ocultación de patrimonio y de enriquecimiento ilícito” y se lo llevó a declarar por la fuerza. Luego, la presidenta Rousseff lo nombró ministro, pero un juez impidió que se posesione Lula y adujo que se buscó obstruir la justicia. Posteriormente el Senado suspende de su cargo a la presidenta y el vicepresidente Temer la remplaza interinamente, pero al ser destituida definitivamente la señora Rousseff fue investido como presidente Michel Temer.
La tragedia expuesta se complementó con la detención de varios ex ministros de Lula da Silva y Dilma Rousseff, además fue detenido y sentenciado el diputado Eduardo Cunha, inspirador del impeachment de la ex presidenta.
En enero de 2017, el integérrimo Teori Zavascki, muere al estrellarse la avioneta que lo transportaba. Sobre el respetable juez, publiqué el 23 de enero de 2017, un artículo cuyo título es “Teori Zavascki ha muerto”, en el que destaco sus cualidades.
Es imperativo felicitar al juez Sergio Moro, que para muchos en Brasil es “un héroe nacional”, la opinión pública lo respalda y miles de personas salen a la calle a reconocer su labor de magistrado recto.
El juez Moro defiende la delación premiada “en estos delitos de corrupción los únicos testigos son los propios corruptos, el que paga y el que cobra. Usamos un delincuente como testigo contra sus pares. Ellos no actúan por arrepentimiento sino por beneficios. Esto tiene un precio, un delincuente confeso recibirá una sanción menor de que la que le corresponde”. Por tanto, la delación de varios delincuentes permitió que tantos y tantos sean sindicados.
Al Presidente Temer ejecutivos de la empresa Odebrech lo vincularon “por haber recibido dinero” para financiar su campaña cuando fue vicepresidente de la señora Rousseff.
Oportuno anotar que la Constitución impide juzgar a un jefe de Estado en ejercicio por actos ilícitos cometidos antes de ser investido presidente. Esta prohibición no comprende a delitos electorales, tanto es así que uno de los ministros del Tribunal Superior Electoral anunció que “solicitará la destitución de Temer por haber encontrado que en la campaña electoral utilizó y pagó con fondos ilícitos”.
Sobre el particular el Presidente Michel Temer dijo “que juzgarlo desestabilizaría a Brasil”. Mientras otros sindicados afirmaron “que les produce risa la investigación”.
La burla de los infractores ofende a toda conciencia recta.