DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
29 DE DICIEMBRE DE 1978
Contra viento y marea
EL ARTE DE CANTAR
Javier Simancas C. (Juan de la Luna S.)*
El arte de cantar es un don o cualidad excepcional que poseen muy pocos seres humanos. Don que les ha dado Dios, dicen los más vehementes. En nuestro país son muy escasos los valores artísticos y parte de ellos están dedicando su capacidad y esfuerzo para rescatar a nuestra música como una auténtica expresión cultural.
Es gente joven en su mayoría que se ha propuesto encontrar camino propio, autónomo para nuestra música y con ello detener esa corriente avasalladora foránea que ahora, bajo un falso concepto de modernismo, ha hecho presa de la juventud, que desprecia nuestro arte popular o se inclina con mucha facilidad por la música pop, el rock y también por la última corriente travoltiana.
El trabajo de esos grupos se ha repartido por varias regiones de la República. Parten del principio de que en el Ecuador casi se ha llegado al final de una era musical donde sus manifestaciones autóctonas han ido perdiendo consistencia, para dar paso a una falsa imagen musical aferrada a un sentimentalismo sensiblero, que sirve para divertir frívolamente antes que ser un medio cultural.
Los grupos a los que hago referencia están encabezados por jóvenes universitarios, entre los que se destacan algunos lojanos, como Miguel Ángel Mora, Benjamín Ortega y principalmente Tulio Bustos Cordero, cantautores, poetas y músicos que desde de esa capital provincial vienen trabajando por lo que queda de esa fuente de inspiración nacional, como es la música lojana, que se ha caracterizado por ser la más rica y profunda de la República.
Bustos Cordero y los otros cantores mencionados han tenido muy pocas oportunidades de hacer conocer su talento artístico. Las raras ocasiones que se han presentado ha sido ante reducidos públicos o ante grupos sociales que se sienten incompetentes para apoyar sus horizontes pero que proclaman ser revolucionarios.
Merece un reconocimiento lo hecho por el Banco Central del Ecuador, mediante un concurso de música nacional; otro tanto la Casa de la Cultura Ecuatoriana que ha organizado algunos recitales, así como otras entidades públicas que han invitado a estos jóvenes compositores.
Esta tarea constante de Tulio Bustos y de los otros investigadores musicales, es muy ajena aquellas que hacen algunos grupos folclóricos que han centrado su atención en las denominadas peñas y su difusión musical tiene más de afuera que de nuestra rica y refinada cultura musical.
*Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.