Por Fernando Borja Gallegos
2 de julio de 2023
Vastos sectores de la población abrigan la esperanza que el próximo 20 de agosto de 2023, el nuevo gobierno adopte las medidas pertinentes que repercutan en su bienestar.
Lamentablemente, en el pasado, tomó posesión el nuevo jefe de Estado, olvidó sus promesas de campaña, se burló de sus electores, despreció a la opinión pública, incrementó la corrupción y, entonces, el desaliento, la desesperanza y la tristeza se generalizó en la población.
Es oportuno, traer a la memoria aquellos episodios de 15 de octubre de 2011 y de 15 de mayo del mismo año, en que aparecieron los denominados “INDIGNADOS” que, en manifestaciones públicas en más de mil ciudades de noventa países, exteriorizaron rechazo a lo establecido y que, al grito de “que se vayan todos” pidieron rectificaciones y que se ponga fin a la inmoralidad e impunidad.
Las movilizaciones referidas de 15 de octubre y 15 de mayo de 2011, que se tomaron las principales plazas de Madrid, Roma, Santiago de Chile, Bogotá, Nueva York, Bruselas, París, Buenos Aires, Sao Paulo y Tel Aviv, entre otras, en virtud de sus reclamos, pararon despidos, se declaró parte de la deuda ilegítima y se impuso multas millonarias a grandes bancos y corporaciones.
Pese a todo, los detentadores del poder, en muchos casos, con el cuento de salvar el sistema financiero pusieron impuestos a los más pobres atentando contra el bienestar de las mayorías populares.
Fundamental rememorar que, con el interesante recuerdo expuesto. En octubre de 2019, por un violento estallido en la República de Chile, los políticos tradicionales rectificaron su conducta y atendiendo el clamor del noble y querido pueblo de Chile, adoptaron medidas a fin de implementar los cambios anhelados.
Abrigo la esperanza que los políticos “tradicionales” sean apartados del manejo de la Cosa Pública; y, además, que los pueblos de América, recuperen su libertad y bienestar.