DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
5 DE NOVIEMBRE DE 1979
Espejo del Ecuador
LOS GASTOS MILITARES
Javier Simancas C.
El velo brumoso con que siempre son tratados los asuntos militares, especialmente cuando se trata del presupuesto de las Fuerzas Armadas, ha sido corrido con altura y ponderaciòn en el seno de la Cámara Nacional de Representantes.
El derecho a la información pública que tiene el pueblo en cumplimiento a los preceptos constitucionales vigentes si bien, en este caso,no se ha cumplido en forma absoluta, al menos ha permitido conocer algunos aspectos que desvanecen esa constante incertidumbre que tienen los ecuatorianos sobre el destino que se dá a los gastos de la defensa nacional.
Ha sido un positivo paso el alcanzado por los parlamentarios y por los Ministros de Defensa y Finanzas Públicas, el tratar púùblicamente parte de los hechos que en el campo de las finanzas y del presupuesto del Estado eran ignorados por los ecuatorianos.
Al tratar a la luz pública los asuntos militares, en todo cuando no atenten a la seguridad nacional, es el paso más serio, transparente y responsable que dentro de la vida democrática se ha dado en estas últimas semanas y más saludable para la moral nacional el hacer examinar las contrataciones que en esa área se han realizado en estos últimos años.
Con estos pasos se está garantizando a la comunidad ecuatoriana saber sobre el destino de los dineros que aporta a través de los impuestos.
Este viraje que dio el Congreso Nacional al tratar tan delicado tema alienta la esperanza que los otros asuntos de trascendental importancia para la vida del país seràn tratados con franqueza y decisión, para de esta manera, romper esa política de secretismo o reserva, causa de muchos males y de muchas suspicacias a nivel de opinión pública.
El pueblo tiene derecho a estar informado de todos los actos malos y buenos de sus gobernantes. Cuando son perjudiciales para criticarlos y exigir su
rectificación y cuando son buenos para aplaudirlos y estimularlos.
Solo de esta manera se hace patria, se robustece la naciente democracia y lo que es más, se siembra la confianza ciudadana. Así se evita que el pueblo se muestre inquieto, inseguro y viva en permanente duda sobre la eficacia de las instituciones públicas.
Este esfuerzo para exponer con claridad la situación real del país, constituye también la esencia de lo que es libertad que reclamamos, cuando exigimos el derecho a conocer lo que realmente se necesita saber, buscando además, un equilibrado uso de los recursos, pues es indispensable, ante todo, eliminar las secuelas de la miseria, ignorancia, hambre, incultura y dependencia.