DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
15 DE NOVIEMBRE DE 1979
Espejo del Ecuador
EL JUEGO DE PING-PONG
Javier Simancas C.
Un juego de ping-pong permitió abrir el camino para normalizar las relaciones de China Comunista y Estados Unidos.
En nuestro país el fútbol, como el deporte más popular, se ha convertido en la manzana de la discordia y de los antagonismos regionales. Igual ocurre en el campo político, con la diferencia que el juego que están haciendo no es el mejor para ninguno de los bandos en pugna, sino que más bien, como en el fútbol ahondan más la frágil unidad de los ecuatorianos y ponen en peligro la estabilidad democrática.
Hace falta una partida de ping-pong, de fútbol o de cuarenta para que los líderes que encabezan esta pugna se pongan de acuerdo, pero que la pelota con que juegan no sean las leyes aprobados y objetadas, sino algo mucho más importante: los intereses nacionales y la solución de los problemas sociales y económicos.
Este juego de aprobar y vetar leyes, el beneficiado no es el pueblo ecuatoriano, son los oscuros intereses de ciertos sectores políticos que, tras bastidores esperan y lo mejor divirtiéndose, ver como el Ejecutivo, en este caso,sea el gran perdedor porque no puede emprender en la acción planificada que intenta imponer en el país, como una nueva forma de gobernar.
¿En este juego ha caído el líder de CFP inocentemente? No, lo hace premeditadamente, lo hace con conocimiento de causa, porque cuenta con el respaldo de esos sectores que quieren el fracaso gubernamental, para de esta manera, a través de la coerción, presión y hostigamiento entrar a cogobernary a lo mejor derrocar al gobierno.
La división interna de CFP es el reflejo de esta situación crítica para ese partido y saludable para las otras colectividades políticas que buscan su resquebrajamiento. La mejor manera de aumentar la pugna durante el primer período de sesiones ordinarias del Congreso, fue aprobar leyes a sabiendas que iban a ser objetadas por el Ejecutivo, tanto porque en la práctica éstas no podían efectivizarse, como porque contradecían el postulado gubernamental de planificar acciones.
Un ejemplo fue la objeción de la Ley orgánica de la Función Legislativa.Se ha llegado a un callejón sin salida. En vez de buscar una alternativa para superar la pugna de poderes se ha visto, más bien, que los legisladores, en cada una de sus actuaciones no hacen otra cosa que ahuyentar esa posibilidad.
El diálogo o un jueguito de ping-pong al estilo chino-norteamericano hace falta de urgencia entre los jugadores de la política nacional y corresponsables del destino de la democracia.