Hernán Patricio Orcés Salvador
Estamos cerca de que se realicen procesos electorales en Ecuador y Estados Unidos. En nuestro país, se volverían a realizar elecciones para cuatro años, después de que se cumpla el período de dos de la muerte cruzada, dado de que por primera vez en nuestro país se produjo aquello.
Se espera que las próximas elecciones en nuestro país sean realizadas con total transparencia y con el mejor espíritu democrático y patriótico, pues aspiramos a que exista una alta sensibilidad en ese sentido por parte de los aspirantes al solio presidencial y también para el caso de los asambleístas nacionales y provinciales.
Resulta muy difícil que entre 16 aspirantes a la presidencia y vicepresidencia se pueda seleccionar el binomio que mejor se identifique con los requerimientos nacionales y que tenga los méritos y capacidades para que pueda ser electo. Se aspira a que los candidatos presenten planes de gobierno muy claros y concretos que ilustren debidamente a la ciudadanía y faciliten su escogitamiento.
Se considera de acuerdo a las encuestas y por los antecedentes anteriores que lo más probable es que puedan pasar a la segunda vuelta, nuestro actual mandatario Daniel Noboa y la candidata Luisa González y de ser así se medirían esas dos fuerzas políticas, salvo que apareciera algún outsider como ha ocurrido en eventos anteriores, quizás Jan Topic, Henry Kronfle o Henry Cucalón, no sabemos a ciencia cierta quien podría ser.
En el caso de Estados Unidos se dirimiría esta contienda electoral de elección de Presidente, entre el expresidente Donald Trump del partido republicano y la actual vicepresidenta Kamala Harris del partido demócrata. Las encuestan le dan una ligera ventaja a la candidata demócrata, pero asimismo cómo en Ecuador, no sé puede saber con exactitud, pues todo puede decidirse el momento propiamente de las elecciones.
Aspiro a que tanto en nuestro país como en Estados Unidos estas próximas elecciones nos den muestras fehacientes de la vocación democrática de estas dos naciones, donde debe primar esa coherencia y lucidez en los votantes para su decisión más adecuada, aclarando que en Estados Unidos quien elige propiamente un binomio presidencial es de acuerdo a los votos de los delegados de cada Estado, es decir aunque un candidato o candidata tuviera mayoría de la votación de la población, tendría que tenerlo también de la mayoría de estos delegados estatales.