DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
10 DE OCTUBRE DE 1978
Contra viento y marea
PASO A PASO
Por Juan de la Luna S. (Javier Simancas C.)*
Con profunda preocupación y decepción los partidos y movimientos políticos recibieron el anuncio militar sobre la prolongación de la entrega del Poder a los civiles,. Aunque sus reacciones adversas a la medida fueron inmediatas como siempre ha sucedido a lo largo de este tránsito hacia la normalización de la vida democrática, sus voces débiles y pobres fueron una nueva siembra al viento.
Once meses más de extensión del plazo colocan a la República entre la incertidumbre y la duda. Ese ambiente cívico que vino a facilitar el camino hacia la democratización ha dado paso a la indiferencia, duda, quemeimportismo entre los ecuatorianos. De esos once meses, siete están destinados a definir a los dos finalistas que entrarán a la segunda vuelta y a escoger a los hombres de la Cámara Nacional de Representantes.
La campaña electoral, indudablemente, será una de las más duras y violentas que tendrá el país, porque no hay que olvidarse que las fuerzas políticas aglutinadas alrededor de los candidatos son parte de poderosos grupos económicos antes que ideológicos, que tienen un poder que lo pondrán en juego para lograr los objetivos que se proponen. En el segundo plano los esfuerzos también serán múltiples, pues se disputarán doce diputaciones nacionales que vienen a convertirse en la antesala de futuras candidaturas presidenciales.
Este nuevo paso del Gobierno de las Fuerzas Armadas en vez de provocar tibias protestas es un factor adicional que debe ser tomado en cuenta para que los dirigentes y el pueblo ecuatoriano encare las consecuencias de esta prolongación del Poder Militar. Vuelven los malos vientos a nuestra agitada vida política y frente a ello, la unidad monolítica en defensa del retorno a la normalidad democrática y constitucional debe ser la respuesta a la imposición.
El plan de retorno a la democracia del Gobierno Militar que, en un principio, parecía que sería un ejemplo a seguir de las dictaduras latinoamericanas, hoy se ve afectado por un engorroso proceso, que aleja más la posibilidad de reconquistar nuestra plena libertad.
El nuevo Tribunal Supremo tiene que cumplir un papel trascendental en la hora actual y dependerá de este organismo el éxito o fracaso del futuro proceso eleccionario.
Los candidatos presidenciales deben decirle al país con franqueza, claridad y sencillez sus proyectos gubernamentales y sobre todo deben decir la verdad. El pueblo no quiere políticas de trastienda; quiere todo claro para compartir y participar. Callar es complicidad, omitir negligencia, mentir es burlarse de nuestra voluntad.
Que los malos vientos sean ahuyentados y que los hombres públicos que serán nuestros gobernantes se alejen de las perniciosas influencias de camarillas oportunistas y que estén sintonizados con la voz de las protestas que se escuchan en las calles, porque también ahora son lenguaje político.
Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Por Juan de la Luna S.