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Domingo, 07 Noviembre 2021 18:48

FIN DEL DRAMA ELECCIONARIO

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DIARIO EL TIEMPO DE QUITO

23 DE NOVIEMBRE DE 1978

Contra viento y marea

FIN DEL DRAMA ELECCIONARIO

Javier Simancas C. (Juan de la Luna S.)

Ha resultado muy fácil para el Tribunal Supremo Electoral determinar las causas de nulidad,   anomalías e irregularidades cometidas en el acto electoral del 16 de julio, pero parece que les resulta difícil determinar quiénes son los responsables de estos hechos.

 Ha  sido muy fácil para los partidos interesados  aceptar que hubo fraude, pero muy difícil también señalar a los autores. En consecuencia los actos de ese organismo electoral y de los partidos políticos se mueven dentro de un orden secundario y no  de fondo que debe caracterizar a las acciones políticas que tienen como objetivo fundamental  profundizar en las  raíces de democratización que necesita la República para el retorno a la normalidad jurídica y constitucional.

Más bien, los líderes políticos encaminaron su gestión hacia una revisión de plan de retorno y no faltaron voces que clamaron porque el Gobierno de las Fuerzas Armadas adopte una postura contraria a la señalada por el pueblo ecuatoriano a través de su voto. Las   alternativas que plantearon: un Gobierno de transición,   Asamblea Constituyente,  anulación de las elecciones y la repetición de las mismas; la   renuncia del candidato que ocupa el segundo lugar,   incluso la  de descalificar al candidato que ocupa el primer lugar  y al partido que los auspicia.

Voces sin eco  porque nada consiguieron pero en cambio si lograron intranquilizar al país a  las Fuerzas Armadas y a los apologistas políticos que se pronuncian contra otro  golpe militar, pero que   lo auspician.

La poca fuerza de los partidos políticos y la falta de decisión de los miembros del organismo electoral, impiden conocer claramente quienes son los responsables del fraude; posición que dista mucho de aquella  por quien fuera Presidente del Tribunal, que  con  errores y poses censurables,   señaló con el dedo  a los cómplices  y encubridores del fraude.

El drama eleccionario ha concluido. Las victorias de Jaime Roldós Aguilera, en primer lugar y la de Durán Ballén, en segundo lugar, tendrán desde ahora muchos padrinos. Los derrotados deberán enjuiciar sus propios errores. Pero no queda la menor duda, que hasta el momento se oculta una gran verdad; se ha dicho solo parte de ella. Hubo fraude electoral, sabemos quién lo hizo..., pero la  “prudencia aconseja…o el miedo a que no concluya el proceso”

Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.

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