DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
11 DE ENERO DE 1979
Contra viento y marea
1095 DÍAS DESPUÉS
Javier Simancas C. (Juan de la Luna S.)*
Hoy han transcurrido 1095 días desde que las Fuerzas Armadas decidieron devolver el poder a los civiles, previo un proceso de cuatro etapas.
Han sido días duros y difíciles para los ecuatorianos; hemos sido testigos de una violencia sin bandera política, de actos terroristas sin identificación, de presiones, persecuciones, masacres y de un crimen político, cuyas consecuencias aún se sienten porque el pueblo ecuatoriano insiste en castigar a los autores materiales e intelectuales. El experimento democrático y sus etapas ha sido tortuoso y ha ocupado más tiempo del señalado por la Institución Armada. Muchos pensaron que mediante ese plan se sentaban bases sólidas sobre las cuales el futuro del Gobierno Civil podría ejercer sus funciones, dentro de las exigencias de cambio y transformación que anhela el pueblo.
El plan no ha satisfecho este anhelo por engorroso y largo, por sus marchas y contramarchas o porque ha contribuido para burlarse de voluntad popular, sin embargo de su masiva participación en los actos electorales realizados hasta esa fecha.
Si el plan no tuvo ninguna novedad en cuanto se refiere al sistema tradicional de transferencias del Poder Militar al Poder Civil, lo más conveniente hubiera sido convocar a la tan repudiada figura de la Asamblea Constituyente.
A esta fecha ya hubiéramos contado con Presidente Constitucional de la República ya que, por más obstáculos que se hubieran presentado los parlamentarios habrían sido nombrados hasta mediados de 1977; seis meses de gestión para elaborar una nueva Carta Política, seis meses para la campaña electoral y el 10 de agosto de 1979, el nuevo Presidente Constitucional, estaría al frente de las riendas del Estado.
Los 1095 días han servido además para evidenciar la falta de consistencia de los partidos políticos. Aquellos de vieja contextura no han logrado salir de sus obsoletos moldes y aquellos hijos del resentimiento y ambición de sus dirigentes sobreviven gracias al voto de los ecuatorianos
Hemos dado una enorme vuelta: plan de retorno en cuatro etapas. La Institución Armada, al menos, por este medio, impidió que las ambiciones de grupo impongan sus propósitos antidemocráticos. Permitió, de otra parte, demostrar que cuando los ecuatorianos anhelan la paz y la reconquista de las instituciones democráticas, no existe ningún poder que lo detenga.
El pueblo ha sido paciente en aras de la convivencia nacional. Aceptó el reto y la imposición por el bien de la Patria. Ahora les toca a quienes sean los mejores representantes cristalizar esta aspiración popular esperada y anhelada desde hace ocho años.
*Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.