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Domingo, 13 Marzo 2022 23:34

CÁNONES DE ARRIENDO

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DIARIO EL TIEMPO DE QUITO

8 DE MARZO DE 1979

Contra viento y marea

CÁNONES DE ARRIENDO

Javier Simancas C. (Juan de la Luna S.)

Merced a un Decreto Supremo se prohíbe a los propietarios de vivienda alzar los cánones de arriendo. Esta medida  seguirá vigente por doce meses. 

En otras palabras disposiciones  muy sencillas parecerían que resuelven uno de los más graves que atraviesan las familias ecuatorianas que carecen de vivienda propia. El  cumplimiento simple del decreto frenaría uno de los fenómenos de explotación más organizados después de la venta de los predios urbanos. 

Pero por desgracia, la  falta de disposiciones complementarias a este Decreto en vez de solventar el problema provoca la reacción adversa del propietario. Este utiliza toda clase de artimañas para despechar al arrendatario. Comienza pidiendo una renegociación de los contratos; si no da efecto esto, comienzan los cortes de la luz, agua, cierre de los servicios, en fin, una violación de derechos  ilimitada que tiene que ser soportada en silencio por las víctimas  que prefieren callar antes que comenzar un nuevo peregrinar en donde vivir.

Falta un control real y severo de parte  de la Municipalidad. Esa oficina de inquilinato parece que solo existe en nombre, de ahí que en vez de congelarse los cánones como manda el Decreto  inmediatamente, como ya sucedió hace dos años, los propietarios iniciaron un aumento escalonado de los arriendos y ahora es muy difícil, porque por pobre que sea el departamento o la pieza, no tiene el real  valor mensual.

 En famoso centro histórico de Quito se ha tugurizado porque , es donde generalmente  se aglutinan decenas de familia en un solo edificio. En ese sector hace dos años, por ejemplo, una vivienda de dos piezas y una cocina en un lugar húmedo y con un servicio sanitario   para cincuenta y cien familias, el arriendo costaba mil quinientos sucres. Hoy   cuesta más   dos mil quinientos sucres y con el peligro de que quien reclame, en un plazo perentorio  debe desocupar la  vivienda.

Los abusos no solamente se presentan en esos sectores, sino incluso provienen de las propias entidades estatales que han emprendido en grandes programas de vivienda. El Banco Ecuatoriano de la Vivienda  se autoriza a los nuevos propietarios para que arrienden su casa o departamento. Para ello basta obtener un permiso proporcionado por alguna de las autoridades de esa entidad. Resulta muy claro que no existe justicia en las adjudicaciones, puesto que quien consigue un departamento ya tiene otra vivienda y la que le adjudican la destina para arrendamiento perjudicando  a quien realmente la necesita.

 Quito ha emprendido una campaña publicitaria de hacer a la capital de los ecuatorianos “una ciudad para vivir”  por  los proyectos de desarrollo urbanístico  que han sido planeados.   Quito  debe afrontar los problemas del futuro; debe volver, como obligación moral, sus ojos hacia los problemas   sociales de sus habitantes. Esta tarea puede justificar la acción de las autoridades elegidas por voto popular directo, pues en lo que se refiere a la conclusión de obras no hay mayor problema  porque están perfectamente financiadas.

*Artículo escrito por Javier Simancas C. con el seudónimo de Juan de la Luna S.

 

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