DIARIO EL TIEMPO DE QUITO
19 DE SEPTIEMBRE DE 1979
Espejo del Ecuador
UN ALEGRE FESTÍN
Javier Simancas C.
Cuando el 16 de agosto de 1972, los ecuatorianos celebramos alborozados el primer embarque del petróleo crudo extraído del subsuelo de la región oriental hacia los mercados internacionales,nunca imaginamos que este nuevo renglón de ingresos fiscales, sería la causa de tantas desgracias. Al contrario, fue tanta nuestra ilusión que hasta los menos ilusos e ingenuos creyeron que mejores días venían para él y para los suyos porque”estaban resueltos” todos sus anhelos de comodidad y bienestar material porque esos recursos iban a ser manejados con honradez y pulcritud por el gobierno militar.
Hubo tanta expectativa y ésta creció en la medida que la crisis energética mundial de 1973 y parte de 1974, permitió que el precio del crudo alcance niveles tan altos jamás previstos en la historia petrolera nacional e internacional.
Como efecto inmediato el nivel de demandas locales, regionales y nacionales aumentó en proporción directa al alto valor de cada barril.
Mientras tanto el “cientìfico” plan de desarrollo integral y de transformación elaborado por el gobierno de facto, con una elevada dosis de nacionalismo, encontró en su aplicación los escollos de una falsa planificación y un total desfinanciamiento, sin embargo de los cuantiosos ingresos a la caja fiscal.
Como paradoja, gran parte de los programas de desarrollo no se cumplieron y los supuestos fondos presupuestarios se desviaron a través de otros organismos financieros que se crearon como FONADE, FONAPRE, que eran manejados “alegremente” como lo ha denunciado el Presidente Constitucional de la República, Jaime Roldós Aguilera.
De ahí que los ecuatorianos nos preguntamos ¿dónde están los 79 mil millones de sucres provenientes de las exportaciones petroleras? La respuesta quizá podría darla la Cámara Nacional de Representantes cuya obligación, por mandato Constitucional, y moral es fiscalizar los actos de la dictadura y ahora del Poder Ejecutivo para establecer, a través de la Contraloría de la Nación, las responsabilidades administrativas, civiles y penales para sancionar a los responsables del mal manejo de los fondos públicos.
La Comisión Especial de investigación integrada por diputados de diversa tendencia política ha instalado una oficina para receptar denuncias de todo género, como medio para descubrir a los autores de los atentados contra el erario nacional. Hasta hoy el tipo de denuncias son de Comisaría y con ello está abierta la puerta para que ésta Comisión se convierta en la antesala de lo que fueron los Tribunales Especiales de Justicia creados por la dictadura militar, que se utilizaron como instrumento de venganzas personales, persecuciones políticas, desprestigio y fuente de odio. Dichos Tribunales fueron la mano ejecutora de la interferencia en el Poder Judicial.
Todos quieren saber en dónde están y que destino se dio a los fondos petroleros.Los propios responsables del manejo de los mismos deberían exigir que se realice una auditoría a fondo y no vincular a inocentes que serán los que más pronto caerán en este festín petrolero que está propiciando al aparecimiento de nuevos ricos, especialmente de aquellos que pregonan un nacionalismo revolucionario que no más que una cortina para sus fechorías.