Por Fernando Borja Gallegos
10 de abril de 2019
En medio del caos que vive Venezuela, se debe destacar el caos con que amenaza a los países limítrofes: Ecuador, Colombia, Perú y Brasil, los que han recibido hasta el momento cerca de cuatro millones de venezolanos que solicitaron refugio.
Por tanto, de no encontrarse una solución al problema descrito, hasta fines de año contaremos con dos millones más de refugiados.
Dentro del incierto panorama el Fondo Monetario Internacional advirtió a Venezuela que “No puede acceder a ningún programa del FMI, hasta que el Estado Venezolano clarifique que Gobierno impera en Venezuela”.
Nicolás Maduro, quien fue reelecto, en elecciones cuestionadas, hasta el 2025, ejerce el poder con apoyo militar y paramilitares.
Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea, el 23 de enero de 2019, se proclamó Presidente Interino, con el respaldo de más de 50 países.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por pedido de Estados Unidos, se reunió para tratar lo atinente a la crisis humanitaria en Venezuela. En el seno de ese Organismo, el Vicepresidente Mike Pence anunció que “prepara un proyecto de resolución para que se reconozca como Presidente de Venezuela a Juan Guaidó”.
Rusia, inmediatamente reaccionó y sostuvo que “Guaidó es un títere de Washington”.
El Reino Unido, Francia y otros, calificaron de alarmante la situación y responsabilizaron a Nicolás Maduro del sufrimiento del pueblo venezolano.
Mark Lowcock, encargado de la ayuda en la ONU, afirmó que “el problema humanitario es real y se agrava”.
Oportuno, en estos precisos momentos, rememorar la DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, aprobada el 10 de diciembre de 1948, por la Naciones Unidas, en cuyo preámbulo, en los considerandos 1 y 3 se contempla lo siguiente:
“Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.
Se infiere de lo expuesto, que Venezuela carece de un régimen de derecho que lo gobierne. El dictador menosprecia los derechos humanos del pueblo y, además, conculcó su libertad. Por ende, debe rebelarse contra “la tiranía” que lo oprime y humilla.