Por Fernando Borja Gallegos
31 de diciembre del 2017
Todo ser humano tiene derecho a la información veraz, seria, recta y oportuna. Por tanto, es fundamental felicitar a todos los periodistas y comunicadores sociales que en el Ecuador, cumplirán el próximo 5 de enero, un día más de sacrificado trabajo.
Con gran pasión y valentía obtienen información y la comparten, cumpliendo con su sagrado deber de ilustrar con objetividad a la sociedad, sobre el quehacer cuotidiano de la comunidad, en lo interno y en lo internacional.
Especial reconocimiento merecen César Ricaurte, de Fundamedios, Janet Hinostroza, Fernando Villavicencio, Martín Pallares, Juan Carlos Calderón, Christian Zurita, Flora Proaño, entre otros.
Oportuno rememorar que el 8 de septiembre, se instituyó el Día Internacional del Periodista, en recuerdo de Julius Fucik, periodista checo, apresado por el Servicio Secreto Alemán, en 1942, luego, trasladado a Berlín, y, torturado y ejecutado en esa ciudad.
Digo que es oportuno, citar a Fucik, en el actual-preciso momento, ya que los periodistas en escala mundial, por su actitud impertérrita, muchos han sido asesinados, en tantos y tantos países que, faltarían días en el calendario, para enumerarlos y nombrarlos.
No se debe olvidar, que el 5 de enero de cada año, en el Ecuador, se recuerda la circulación del primer ejemplar del periódico Primicias de la Cultura de Quito, que en 1792, apareció dirigido e impulsado por el patriota, jurista y galeno Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo.
Cumplido mi anhelo de saludar a los periodistas y comunicadores ecuatorianos en su día, transcribo dos pensamientos que, atañen a la libertad de prensa y, al generalizado anhelo, de que se respete dicha libertad en el concierto internacional.
El ex Presidente Barack Obama, dijo “creo en la libertad de expresión, se digan cosas políticamente correctas o no”; y, el ex presidente Velasco Ibarra, sostuvo, que “la prensa recoge las intuiciones populares, las pule, cristaliza y orienta a la opinión pública”.
Por ende, la libertad de prensa es el único camino, para que la libertad individual y colectiva en todos los órdenes, se la observe y se la mantenga. Además, esa libertad repercute en bien de la sociedad, por cuanto el periodista al ejercer su profesión, coadyuva a la moral pública y así afirma la democracia en la República.